Capítulo 1

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-Me gustas- dice Jorge
-¿Q-qué acabas de decir?- pregunté incrédula
-Naaah, es broma JAJAJA, debiste ver tu cara- se mofa
En ese momento, mi cara pasó de color carne a color tomate intenso, con furia escupí las siguientes palabras:
-Púdrete en el infierno, no vuelvas a bromear con eso conmigo, ¿entendiste imbécil?- me contuve de no castrarle en ese mismo momento porque puedo jurar que lo habría hecho sin anestesia y sin mierdas de esas.
-Pero Lisi no te enfades hombre, que era una broma...- replicó arrepentido
-Lo peor de todo es que era una broma, con esas cosas no se bromea ¡joder!- repuse
-Bueno, bueno, calmate ¿vale?- intentó tranquilizarme
-¡Vete a la mierda!- y me fui furiosa.

Genial, simplemente genial. El mejor comienzo del día y para colmo, mientras mascullaba toda clase de insultos entre dientes alguien estúpido se interpuso en mi paso haciéndome chocar de bruces con ese alguien
-¿Pero que mierda crees que haces? Apártate de mi camino, ¡ya!- le grité todavía enfadada
-¿Y tu educación? ¿Acaso se quedó en tu casa, con tu belleza?- se burló esa irritante voz masculina.
Alcé la cabeza y con rabia quise estampar mi puño en su cara, pero su mano me detuvo y ahí me di cuenta de que era un chaval un tanto mayor que yo, debía rondar los 19 años, pelo castaño, ojos oscuros y una sonrisa de arrogante y estúpido que cruzaba su cara de lado a lado.
-¿Y tu gracia? También se quedó en tu casa- le respondí mientras mantenía fija la mirada en sus ojos bien profundos
-Admirando las vistas, eh- dijo guiñando un ojo
-Más quisieras, estúpido- dije mientras me alejaba, entrando en mi casa.

Mi nombre es Elisabeth, aunque se me hace extraño saber que me llamo así porque nadie, absolutamente nadie me llama por mi nombre completo por lo que casi lo había olvidado y todo. La gente, mis amigos, suelen llamarme Lisi o Elisa o Beth, pero nadie me llama por mi nombre entero, salvo los profesores, pero, ¡ah!, no hablemos de ello, que me dan dos derrames cerebrales cuando me acuerdo del instituto. Tengo 16 años, poca experiencia en chicos, soy de sentimientos frágiles, toda una llorona y amo las fiestas. Y ya está, eso es todo lo que tenéis que saber de mí.

Entré en el piso dando un portazo, el día no podía haber empezado peor. Primero de todo, tuve que ir a por el pan y no me había lavado ni los dientes, por lo que salí de morros ya desde por la mañana. En la panadería me encontré a mi no-amigo, Jorge, que por su estúpida broma dejó de ser mi amigo en ese mismo momento. Antes de bromear con eso, que se informe de la vida personal de la gente, porque lo crea o no, las cosas duelen y más si se ríen de ti. Y luego por último, de camino a casa, entrando en el portal me topé con el estúpido, arrogante, irritante, hipócrita y bla bla bla de ese chaval, que a decir verdad, ¿qué mierdas hacía en mi portal? Entonces me acordé, el piso de al lado estuvo abandonado, y finalmente lo pusieron a la venta unos agentes de una inmobiliaria. Esperen, ¡QUÉ! Oh no, no, no... No puede ser lo que yo creo que es.
-¡Mamááá!- grité
-Lisii, ¿trajiste el pan?- me pregunta a la vez que toma la bolsa de plástico con el pan dentro que le entrego.- Por cierto, ¿conociste al hijo de los vecinos nuevos?- Oh no, ahí me di cuenta que mi vida no podía ser peor, en serio, convivir puerta a puerta con semejante imbécil es una pesadilla.

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Holaaa lectoress, no soy nueva en esto de escribir una historia pero si soy nueva en esto de tomármelo en serio jajaja. Así que, bueno, espero que os guste.💘
Besos, Isabel.

P.D: No tengo ni WiFi ni datos en donde estoy ahora, así que, en cuanto pueda, haré y publicaré la portada de la historia, porque internet ha decidido que no quería trabajar hoy, lo siento:(

Mi vecino de enfrenteWhere stories live. Discover now