No quiero soñar

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Intenté olvidarte,
juro que lo hice,
pero olvidarte parece más imposible
que el poder tenerte...

Desconozco al autor

Camila

Mis labios no pueden evitar estirarse al escuchar las enormes carcajadas de Axl. Las mejillas me duelen de tanto sonreír, pero lo hago a escondidas, sintiéndome una intrusa en la escena. Liam tiene a nuestro hijo sobre la alfombra, que se retuerce como gusano a causa de los dedos juguetones de su padre.

—Dime, no te escucho. Dime quién soy —exige saber sin darle tregua con las cosquillas.

—¡Liam! —grita mi pequeño sin parar de reír.

Las carcajadas de Axl se tornan más violentas al compás que los dedos de Liam escalan a sus axilas. Nuestro hijo  manotea y patalea en un vano intento por zafarse de su padre, pero éste no le da cuartel e intensifica su ataque. Estas son sin duda las mejores vistas que he tenido. ¿Por qué no supimos hacerlo mejor? No he dejado de preguntarmelo. Por Axl... por él, por mí, porque momentos como este no tuvieran horario y límite de tiempo. Por nuestra familia. Cada vez que lo pienso me enfado más con Liam, y conmigo por la sensación de perdida que me embarga. Él no lo merece. Yo no debería amarlo tanto después de lo que me hizo.

—¡Ayubame, mamá! ¡Ayuba! —los gritos de mi hijo me hacen salir de mis pensamientos.

—Tú mamá no va a ayudarte, y si se acerca la atacaré también. Así que dime: ¿quién soy yo?

El pobre de Axl no puede ni hablar a causa de la risa, tiene el rostro rojo y lágrimas le corren por las mejillas de lo mucho que se ha reído. Y aún así es tan necio como su padre, porque no se da por vencido.

—¡No!

Me levanto de la silla detrás de mi escritorio en dirección a la cocina por un dulce de tamarindo de los que traje conmigo de México. Al pasar junto a la sala decido echarle una mano a mi hijo.

—Liam, déjalo; se va a orinar encima o le va a doler el estómago de tantas cosquillas.

Me escucha, cesa el ataque a Axl y lo observa en sus rodillas, con el cabello fuera de lugar y tan agitado como nuestro hijo que respira acelerado y aún tiene espasmos en los que ríe solo.

—Esto aún no termina, tendrás que decirlo algún día —lo amenaza.

Axl vuelve a reír travieso y burlón al sentirse vencedor por no haber sucumbido a pesar de la tortura.

—Es tu hijo, deberías saberlo mejor —murmuro para mí, abriendo una de las puertas de la alacena para conseguir mi dulce.

—¿Ah, sí? —El susurro en mi oído y las manos en mi cintura me hacen dar un respingo. No lo vi venir detrás de mí—.  ¿Y qué debería hacer? ¿Cómo me convencías tú a mí de hacer algo a lo que me resistía?

Siento cómo todos los vellos en mi cuerpo se erizan. Mi estómago se encoge y un abrumador calor sube desde la planta de mis pies hasta mi cabeza. Las manos de Liam queman un hoyo a través de la tela de mi short y su toque alcanza a colarse hasta mi piel, dejándome el pulso acelerado y la visión nebulosa. Me siento como si viera todo desde la boca de una botella, donde el fondo distorsiona el panorama y lo vuelve irreconocible con su maximización. Mi cuello se queja al girar para mirar a Axl que sigue en la sala, todavía tirado en la alfombra pero ahora atento a la televisión. Los Backyardigans han sido por algún tiempo su caricatura favorita.

Aclaro mi garganta.

—Axl es un niño, y rara vez está tan quieto como lo está ahora. Regularmente espero a que se duerma para bañarme, pero en ocasiones no es posible, algunas veces debemos salir y dejo la puerta abierta mientras me ducho para poder escucharlo jugar en el pasillo donde lo dejo. El trato es que yo le hable y él responda, así puedo estar segura de que sigue ahí, pero casi nunca hace caso y entra al baño, corre la cortina y me dice que se está portando bien. Lo cual consigue sacar su curiosidad del porqué yo no tengo al igual que él un pene. Así que no, no se puede convencer a Axl de la misma forma en que yo te convencía a ti. —Trago, tratando de regular mi respación—. Y yo diría que te gustaba llevarme mucho la contraria porque disfrutabas del sexo que nos ahorraba la discusión.

Nunca digas que no te amé [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora