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Ji Yong se despertó muy temprano esa mañana, mecánicamente se incorporó y caminó en dirección al espejo en medio de la sombra violeta pastel que se colaba por su ventana. Una mañana muy fría, aunque últimamente, él sentía más frío que los demás.

Se paró frente al espejo de cuerpo completo, y le hizo muecas a su imagen. Era como vivir dentro de una exhibición, llena de objetos del pasado y con poco vínculo con el exterior. El desabrigo del lugar lo deprimía, y todo ese abatimiento se notaba en su cuerpo, cada vez con menos vigor. Esos rasgos regulares que daban la impresión de fragilidad, especialmente durante las primeras pinceladas solares. Parecía medio muerto. Se rió internamente de sus sombríos pensamientos.

Pero no. Su situación no era nada graciosa.

Veía esos semicirculos bajo sus ojos marrones, y los huesos de sus costillas que parecían estar dibujados sobre su piel pálida. Sus clavículas siempre habían sido prominentes, pero ahora se notaban aún más, al igual que sus omoplatos. Nunca había tenido una alimentación demasiado buena, pero por lo menos antes tenía un poco de musculatura. Suspiró, y pasó una mano por su abdomen plano, ligeramente hundido.

Era prácticamente un esqueleto con piel, es a imagen de si mismo simplemente lo llenaba de inquietud, el tipo de inquietud marcada con irritación y vergüenza.

El odio seguía ahí, pero era suave e inconsistente por el cansancio. Ji Yong creía que seguía ahí, cuando no se sentía sólo y deseaba la compañía de quien sea, aunque fuera ese hombre que durante años había atestado su espacio para respirar, quien lo había deshecho pieza por pieza solo para volver volver a armarlo de la manera que él pensaba que los complacería a los dos. Pero ese odio persistía. O eso era lo que él quería pensar, porque a veces el encierro traía alucinaciones y... Ji Yong necesitaba pensar con claridad.

Ciertamente, ya no tenía corazón ni piel, era solo un montón de huesos desaparecidos y una vida llena de espacios en blanco.
Lo que le quedaba era una admiración por el arte y otras apreciaciones sin sentido cultivadas a lo largo de su vida.

No era importante pensar en las carencias irrelevantes así que Ji Yong las dejó en un segundo plano.

A veces Seunghyun desaparecía, especialmente cuando despertaba de mal talante y necesitaba alejarse de todo lo que le resultase familiar. Ante todos seguía siendo ese empresario con la integridad necesaria para no abandonar su trabajo, a pesar de que su alma se dirigía por esa pendiente que lo conducía inevitablemente a la autodestrucción.
Sí, cuando desaparecería procuraba olvidarse de Ji Yong tanto como fuera posible, y lo dejaba como algo que podría o no seguir vivo cuando él volviese a su hogar.

Cuando el mayor se iba dejando el frigorífico vacío, Ji Yong había aprendió a resignarse, a vivir con agua de la pila, a aparentar indiferencia, a guardar provisiones de las veces que Seunghyun lo dejaba salir a la calle [siempre con compañía], y sobre todo, había aprendido a convertirse en un ser inmoral.

Una vez, Seunghyun lo dejó sólo por cinco días, con la puerta cerrada con la máxima seguridad y sin reservas de comida. Ji Yong recurrió la nutrición de su sangre. Imagino sus venas teñidas de rojo y una laguna uniforme extendiéndose por el piso. Su mente se deterioraba. Estaba resignado a ser abandonado y olvidado como un juguete viejo.

Caminó sin muchas ganas hacia la cocina. Algunas veces imaginaba formas de escapar, pero todo era inútil a sus ojos. No podía saltar de un sexto piso, no podía salir sin una llave, no podía comprar comida sin dinero. No podía comprar nada. Y por supuesto que no podía exigir nada tampoco, a nadie. Se había rendido.

Desayunó leche y fruta, no demasiado porque darse atracones después era contraproducente. Sólo comió lo que su pequeño estómago podía aceptar, también con cuidado de no excederse demasiado por si a Seunghyun se le ocurría viajar de nuevo sin dejarle comida.

Unas horas después, se cambió, a un traje completamente negro y un abrigo del mismo color. Los colores eran interesantes. Ji Yong sentía más abrigo con el negro porque este absorbía más energía. Y para agregar un poquito más de calor a su cuerpo delgado, una bufanda de color azul alrededor de su cuello. Camino hacia la puerta, rogando internamente porque estuviera abierta.

Giró la perilla expectante, ¡Y sí!, las puertas abiertas significaban que abajo lo esperaba Yang Hyun Suk para llevarlo a dar una vuelta a donde quisiese. Mejor dicho, a donde Seunghyun quisiese. Preferentemente un lugar llenó de gente, cerrado, de donde no pudiera escapar.

SeokJin iba a presentar "La consagración de la primavera" en su teatro.

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Amber caminaba distraída y alegre a lo largo de la avenida. Contenta porque su hermano y MinSeok volverían en un par de meses.

Iba saliendo del departamento de EunRim, donde pasaba gran parte de sus tardes porque la mamá de su amigo le caía excepcionalmente bien. E ir ahí también servía para saciar su curiosidad un poco. La gran intriga que sentía por Kwon Ji Yong era como un tintineo perenne dentro de su cabeza, y cuando escuchaba a EunRim hablar sobre el encantador muchacho, podía hacerse una pequeña idea de porque MinSeok estaba tan locamente enamorado.

Pensó que definitivamente era su día de suerte, cuando a través de decoraciones de luz y gente transitando la avenida, vio la silueta de ese serio y bonito muchacho, el que iba saliendo por la puerta trasera del teatro, el que tenía el cabello tan negro que se veía con toques azules a la luz, el que tenía la piel pálida y las mejillas hundidas.

Ji Yong caminaba con un libro pequeñito en la mano, con la precisión ciega de un fugitivo.

La razón que la llevó a seguirlo por entre las callejuelas puede parecer absurda, pero la curiosidad de saber que era tan especial en él que podía hacer brillar los ojos de MinSeok con sólo mencionar su nombre pudo más que ella. ¿Quién no querría descubrir esa magia tan poderosa que enamoraba de una forma tan especial?

El pelinegro se detuvo frente a la vitrina de un café. Miro con gran curiosidad a los comensales, sus ojos oscuros se antojaban de pastel de chocolate y te con leche. Oh, definitivamente sería mejor seguir su camino antes de que su estómago empezara a gruñir.

El teatro duraba usualmente unas dos horas, a veces más, a veces menos. Por eso cuando Ji Yong lograba escabullirse por la parte trasera sin ser visto por Hyun Suk, se perdía por la ciudad exactamente una hora, antes de retomar su lugar entre el público, a tiempo para el segundo o tercer acto.

Mientras tanto, Amber pensaba, ¿Cuál sería la forma apropiada de acercarse a un supuesto desconocido?

— ¿Quieres un café?— Dijo la rubia, dejando de lado la sutileza. El chico la miró con sus ojitos bien abiertos por unos instantes, y después soltó una risita agradable a los oídos.

¿De verdad se veía tan patético como para que alguien quisiera invitarle un café?

— Hm... No se moleste.— Negó amablemente. Aunque luego se preguntó, ¿De que servía mantener su orgullo? ¡Diablos, tenía muchas ganas de un café!

— No, no sería ninguna molestia. La verdad es que me alegraría tener compañía y bueno... ¿Qué libro es ese?—  Preguntó un poco nerviosa. Ji Yong la miraba con una ceja levantada y tono burlón en su rostro bonito.

Él volvió a reír.— "Los sentimientos son inocentes como las armas blancas", ¿Le suena? Mario Benedetti.— comentó, mientras abría la puerta del café.— Soy Ji Yong, por cierto.—

Amber lo miró largamente. Empezaba a hacerse una idea de que tan poderoso era su encanto, tan natural.

— Yo soy Amber...— sopló.

Mi Yiyo está muy delgado aagsca quiero morir

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Lo edite para que no fuera muy grosero xdxd

Gracias por leer  😢🍉 😂

Make Daddy Proud || XiuDragon °Where stories live. Discover now