2: Hola, Logan

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Desde el primer momento en el que entré en la habitación, una ráfaga de aire helado me dió en la cara

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Desde el primer momento en el que entré en la habitación, una ráfaga de aire helado me dió en la cara. Miré hacia la ventana que estaba detrás del escritorio de la directora. Estaba cerrada y con la persiana bajada.
Dirijí la mirada hacia la figura de un cuerpo masculino, aparentemente fuerte, y me topé con él... Un chico alto, de pelo negro y brillante, que ascendía entre mechones desordenados; poseía una intrigante mirada custodiada por unos grandes ojos amarillos y unas largas pestañas. No llevaba puesta una sudadera de los Lakers como yo esperaba, no; sus fuertes hombros se escondían bajo una chaqueta vaquera del mismo color negro profundo que su revuelto cabello. Debajo de esta, había una apretada camiseta gris con dos botones verdes en la parte del cuello.

- ¡hola!- dije alegre - ¡lo pasaremos bien, ya verás!

En ese momento caí: "lo pasaremos bien"... ¡genial! Una nueva cagada...

- hola- dijo mostrando una expresión molesta e incómoda.

Acto seguido y sin decir palabra, se cruzó conmigo y salió por la puerta que yo tenía a mis espaldas.

- es... Especial- justificó la directora.

Yo asentí, cabizbaja, y seguí los pasos del chico. Cuando le ví alejarse, aceleré el ritmo para alcanzarle.

- ¿cómo puedes ir tan solo con una chaqueta vaquera con el tiempo que hace fuera?- pregunté.

Él se encojió de hombros, y al tiempo, contestó.

- el frío solo está en la mente.- dijo con reflexión.

Yo arrugé la frente y giré la mirada para otro lado.

-bueno... ¿qué clase quieres conocer primero? ¿la de biología? ¿la de música?

- quiero ver el laboratorio de ciencias- me interrumpió

Bueno, el chico escaseaba de modales...

- por favor- dijo algo más sumiso al ver mi expresión.

- ¿te molan las ciencias?- pregunté.

Él asintió, con vergüenza.

- las ciencias... Molan.

- si... No están mal...- dijo rascándose el cuello.

No entendía la locura de Elissa por el chico nuevo, parecía demasiado serio. El ambiente era cortante, y todo se quedó en silencio hasta llegar al laboratorio de ciencias.
Al entrar por la puerta, puso una graciosa cara de asombro, con los ojos muy abiertos y una sonrisita guasona a la vez que adorable.

- ¡un espacio muy grande!- exclamó.

Yo le miré, intentando llevar su mirada hacia mis ojos color verde; pero, aunque el quiso mirarme, al encontrarse conmigo, apartó la mirada de nuevo. Yo sonreí, lo más interesante que pude, llevándome la uña del pulgar al labio inferior. Logan me miró de reojo, recuperando esas milésimas de segundo que le habían faltado por dirijirse a mí. Yo hice lo mismo, y me fijé en él con la misma discreción que el chico, y estaba sonriendo de nuevo, pero esta vez de forma distinta. ¿me intentaba devolver la sonrisa?

- bueno... ¿pasas?- pregunté con la intención de alejarme de la entrada.

- ehh. ¡sí!- contestó.

Empezamos a caminar a la misma vez, y eso fue causa de una risa un tanto estúpida de ambos. Logan se dirijió hacia el utensilio de laboratorio que más llamó su atención: un cohete turbopropulsado por botellas de refresco de soda a presión.

- ¿no se puede probar a que no?- bromeó riéndose.

- creo que... Los resultados no serían muy igiénicos.- le seguí, con algo de incomodidad.

- ya... Serían más bien algo pegajosos y con sabor dulce...- continuó.

Yo no pude evitar dejar escapar una risita.

- ¿sabes que quiero ver ahora?- preguntó arrugando la frente.

Yo levanté la cabeza para mirarle a los ojos, intentando hacerle saber que le escuchaba.

- me gustaría ver el gimnasio, me gusta el deporte- aclaró.

Yo le señalé la puerta con la cabeza, y le pedí que me siguiera.
Andamos por el pasillo, esta vez con más conversación y de forma muy cómoda y entretenida.

- siento haber sido un completo borde, pero, tengo mis motivos. Cuando hemos llegado al laboratorio, he sido consciente de que... Eso. Que no te merecías pagar por nada...- se disculpó.

Me paré en seco, y dejé mis ojos clavados en él, intentando decir: "puedes contarme esos motivos".
Él soltó una carcajada y me sugirió volver a caminar. Algo me decía que era una historia larga.

- mis padres se acaban de separar, y mi padre, el cual maltrataba a mi madre, no se como lo ha hecho pero, se ha quedado con mi custodia.- explicó.

Ah, vaya. Pobre chico. En ese momento me sentía fatal por haberle juzgado de forma tan temprana.

- ¿qué edad tienes? 17, ¿no?- pregunté.

- sí... Justo.

Yo me volví a frenar, y puse mi mano sobre su hombro.

- ¡tienes 17 años! Piensa que en un año, podrás ir con quién tú quieras.

Él asintió. Acto seguido, puso su mano sobre mi brazo izquierdo, a la altura del codo, y la fue bajando hasta tocar mi mano. Yo me sonrojé.

- querría que no se lo contases a nadie, y menos aún profesor. Llevo todo el mes librándome de psicólogos, y no sería muy de mi agrado el tener que tener uno ahora por órdenes del instituto.- dijo susurrando.

Yo asentí, y dibujé con mis dedos una cruz sobre el corazón.

- no saldrá de aquí.- juré.

Él sonrió.

- evitaría ser amigo tuyo, para que no te salpicasen consecuencias, pero algo me dice que no puedo...- dijo en voz baja y con una sonrisa irónica.

Una milésima de segundo después, se apartó de mí, tardando en soltarme la mano. Justo en ese momento, sonó la campana de la segunda hora, a Logan le tocaba irse a su clase... Y a mí a la mía.

EL LADRÓN DE ALMASWhere stories live. Discover now