XXII. Parálisis.

3.9K 435 115
                                    

EVAN.

¿Pero qué putas era eso? ¿Qué carajo habían hecho?

   El proyecto de letras variadas y un solo número comenzó a aproximarse a nosotros.

—Él no es solo más poderoso que nosotros; es más poderoso que Taissa misma —Brad habló de una forma tan avergonzante que me recordó a las películas baratas que anteriormente había visto.

¿Pero yo de qué putas iba? ¡Que esa cosa estaba aproximándose a nosotros y yo aquí pensando en cinematografía!

   —Váyanse, o al menos corran lo más lejos posible. El problema soy yo, yo lo enfrentaré —Taissa habló con un léxico tan heroico que se me heló el... ¿el qué? Demonios, en verdad estaba paralizado por ese proyecto.

   Los tres entendimos a la primera y antes de que Derek rechistara ante esa orden, lo llevé a rastras detrás de mí. Sabía que Taissa tenía la capacidad para calmar el efervescente temperamento de dicho ser; pero en caso de que se le imposibilitara estaríamos cuidando de lejos.

   Nos fueron más de cinco metros los que nos alejamos, tampoco accederíamos a dejarla totalmente sola. Nos quedamos en posición de una sola línea en forma horizontal y podía sentir a ese extraño órgano llamado corazón palpitando contra mi pecho. En realidad me gustaba ser humano, me permitía hacer cosas que siendo un cometa, estrella o cualquier otra cosa no podía hacer. Pero esto de tener que lidiar con un pulso acelerado colmaba mi paciencia.

   —¿Qué rayos es todo esto? —preguntó Miranda y el tono de su voz la delató; ninguno tenía ni puta idea de cómo se podía combatir contra algo así.

   —¿Qué piensan hacer? —la voz de Tai era totalmente inteligible y a pesar de los pocos metros que nos separaban podía escucharla de manera fuerte y clara.

   —No podemos adueñarnos de este planeta si hay un grupo de seres idiotas intentando evitarlo; y de manera peor, si tienen a un arma tan potencial como tú —y desgraciadamente, a ellos también los había escuchado claramente.

—¿Cuál es el sentido de todo esto? —espetó Tai y distinguí el asco en cada letra.

—Gobernar el universo —Katia estiró los brazos de lado a lado y a mí me entraron tremendas ganas de arrancárselos.

Estaba saliéndome de control, hasta que nuevamente observé al proyecto y en esta ocasión no solo emanó ácido de sus piernas. Por esta ocasión escupió... o básicamente vomitó litros y litros de esa sustancia. Estaba tan cerca de Taissa que supe al momento que ese líquido estaba dirigido hacia el cuerpo de ella.

Cuando estuve a punto de intervenir y crear un escudo para ella... la quijada se me desplazó hasta el subsuelo. Su cuerpo se había encendido de pies a cabeza, alrededor de ella había una nube de aire denso –que solo mi grupo podía visualizar– y el ácido que estaba a punto de caer sobre su tórax se detuvo.

El andar del proyecto sobrenatural se quedó estático, todo lo que estuviera en el perímetro de su escudo a al menos un metro de distancia se paralizó. ¿No se suponía que los Flugors habían diseñado a un ser capaz de controlar absolutamente todo a su alrededor?

Pues Taissa nos había dejado a todos boquiabiertos. A pesar de los tentáculos y los rasgos cero humanos de Railey, podía vislumbrar la confusión en el sitio donde debería estar su rostro. Bingo.

TAISSA.

No sabía qué estaba haciendo. Solo sentía a una energía imparable irradiando de todo lo que yo representaba. Mi necesidad de proteger a quienes me habían protegido era tan insaciable que no podía detenerme, cada vez emanaba más y más fuerza de donde quiera que estuviera saliendo.

El tiempo se agota Where stories live. Discover now