¡No es tan niña la niña!

12 3 0
                                    

¿Disfrutas la historia? Porque está a punto de ponerse emocionante, por decir algo.

Ahí quedó él, inconsciente en el piso de madera de alguna familia rica y ausente. ¿Cómo lo sé? Le eché una buena revisada a la mansión y solo me topé a la niña con colitas de colores. Que, por cierto, estaba bastante tranquila con el hecho de hallarse completamente sola y con un extraño de aspecto peculiar en la sala de su casa. ¡Era estúpidamente intrépida y estaba loca! Lo verás en un momento.

—¿Quién eres? —susurró la niña como si no quisiera que nadie fuera del nean la oyera, a pesar de que se encontraba sin compañía desde que los trabajadores de sus padres —y su salvavidas— se fueron.

Los niños ricos comúnmente buscan llamar la atención, incluso inconsciente. Me gustaría decir que entiendo eso, pero la gente piensa y habla tanto de mí que honestamente no tengo idea de lo que es no ser tomada en cuenta. —¡soy extra especial! ¡Nadie puede ignorarme!— Pero ella lo entendía perfectamente. A diferencia de la mayoría de los niños hijos de padres ricos, la enana se encontraba plenamente consciente de su búsqueda de atención y no se empeñaba en ocultarlo. Ni siquiera lo intentaba.

No podía culparla. Indagando por su vacío hogar descubrí que tenía doce años, ¡doce años y una apariencia de una niña de nueve! —¡realmente creí que era pequeña!—. Su cabello teñido de diversos colores pastel, en contra de los deseos de los padres, seguía dentro de sus colitas —que me atrevería a decir que no llevaba por voluntad propia—. El maquillaje, un poco inapropiado para una niña de esa edad, marcaba todo su joven rostro y el sarcasmo chapoteaba libremente dentro de su mirada azulada.

Si todas esas señales no resultaban ser suficientes para que una persona con cuatro dedos de frente se percatara de sus intenciones; remataba la obviedad decorando las paredes de su habitación con frases que iban del "¡Yo también existo!", al "Desperté siendo invisible hoy". Esa fue la razón por la que decidió acoger al desconocido: obtener atención. ¡Ya quería ver la cara de sus padres cuando llegaran a casa en unos días y descubrieran que su hija estuvo en potencial peligro mientras ellos se encontraban lejos!

Cuando soltó la pregunta, el nean no se movió –duh–, pero ella no iba a quedarse sentada haciendo nada hasta que el gigante dormido se dignara a despertar; así que, recurriendo al viejo truco, se acercó lo suficiente para que su boca quedara a escasos centímetros de su oído y sopló.

—¡Hmm! —se incorporó y gruñó con demasiada rapidez.

—¡Auch! —se quejó la no-tan-niñita, sobando su frente después de haber recibido tremendo cabezazo.

El nean se congeló en su lugar, sus sentidos totalmente alerta después de captar el sonido emitido por la niña que para él resultaba nuevo.

—¡Oh! Eso me dejará un moretón horrible, ¿acaso tienes cabeza de acero? —se quejó, incorporándose poco a poco.

Después de escuchar tantas palabras sin siquiera saber del todo lo que las palabras eran, el hombre medio mono empezó a considerar las opciones. ¿Matar? ¿Comer? ¿Comer después de matar? ¿Posible material para un nuevo taparrabo? ¡Había tantas posibilidades! Pero no estaba seguro de cómo proceder, ni siquiera estaba seguro de saber dónde se encontraba.

Aún sin moverse, inspeccionó su alrededor, demasiado sorprendido para percatarse de que estaba sorprendido. Demasiado sorprendido para darse cuenta de la chica a sus espaldas que lo llamaba cada vez más.

—¿Hola? Sabes, acabo de salvarte de una grande hace rato, ¿podrías por lo menos decirme quién eres y qué hacías ahogándote en mi piscina? —le pidió, por primera vez entrando dentro de su rango visual.

—¿Hmm? —preguntó, lo que traduciría como «¿Eres comida?».

—Hombre, no voy a repetirlo de nuevo. Si no quieres decirme quién eres está bien, pero al menos di algo, es algo espeluznante que estés solamente ahí sentado sin moverte. ¡Oh! ¿No puedes hablar?

Verás, resulta que mi genialidad se vio demostrada una vez más al mandar al tipo a una época en la que la tecnología es considerablemente avanzada. La niña rica, contaba con una útil aplicación en su Smartphone llamada "Traductor de Significado", la clase de traductor que te permite comunicarte a través de un celular sin necesidad de saber un idioma, sino solo lo que se busca transmitir. Bastante genial, ¿no? Pero es posible, créeme. Después de todo: los idiomas significan lo mismo, solo cambian los sonidos.

El nean no respondió, en cambio siguió mirando al rededor, como un bebé que acaba de despertar y todavía no se siente con la energía para romper en llanto. Eso le dio a la nena la respuesta que necesitaba.

—De acuerdo. No necesitas hablar, solo.... mira, aquí. Este es mi celular, pon tu dedo en él, vamos, te ayudará a comunicarte.

Al acercarse para dejar el aparato en sus manos, sus ojos se encontraron con los de él, azul con azul.

—Vaya, ¡tenemos los mismos ojos! Realmente podrías ser mi tío —bromeó.

Él tomó el objeto con curiosidad, sin saber qué hacer con él. Entonces la pantalla parpadeó y en ella aparecieron unas letras en Calibri que ponían "No sé qué hacer con esto" y un segundo después, la misma oración salió por la bocina del celular. El tipo saltó ante la imagen presentada en sus manos y el sonido, dejando caer el Smartphone.

—¡Tranquilo! No pasa nada, eso es normal.

Después me enteré, que la primera vez que la morocha usó el Traductor de Significado fue con su amiga rusa. Había sucedido exactamente igual, con ambas saltando del susto en cuanto la voz robotizada habló. He ahí por qué la que le causó gracia y soltó una risa al verlo reaccionar igual.

Recogiendo el celular, releyó el mensaje para asegurarse de que sí había funcionado. Para tu sorpresa, sí lo hizo.

—Es comprensible, digo, vienes vestido como Tarzán, ¿qué eres? ¿Un hombre de las cavernas? —más risas llenaron el lugar hasta que la epifanía la golpeó.

Esa expresión en su rostro... ¡recordaba a esta niña! ¡Yo conocía a esta niña! ¡La conocía en el futuro! ¡Era la chica —o será— que ató teóricamente los cabos sueltos que faltaban para realizar viajes en el tiempo de forma segura! ¡Ella había acercado a la humanidad un paso más a la dirección que los llevaría hasta mí!

Me disculpo por esta interrupción a la historia, pero estuve tan sorprendida cuando me di cuenta de quién se trataba ella, que no me enteré de lo que sucedió después.
¡Rayos! ¡Realmente necesitaba empezar a ponerle atención a la vida de las personas!, pero eran tantas, que seguirle los pasos a cada una durante toda su vida resultaba bastante aburrido y agotador... El punto es que, ¡era ella! ¡Adriana! Contaba con una mente bastante desarrollada. Era realmente lista; tan lista, que, al decirlo en voz alta con el tono irónico, supo que se trataba de un hombre de las cavernas, uno real. Entonces las preguntas comenzaron.

Nathaniel y su viaje por el presente (#PGP2018)Where stories live. Discover now