Capitulo 7. Un pedazo de realidad

36.7K 3K 298
                                    

Dejé que manejaran mi vida a su antojo, desde que nací hasta que crecí; sin darme cuenta de que la única que tenía derecho a decidir algo sobre mi persona, era yo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dejé que manejaran mi vida a su antojo, desde que nací hasta que crecí; sin darme cuenta de que la única que tenía derecho a decidir algo sobre mi persona, era yo.

—Hazlo y te olvidas de la boda— grité soltándome de ella—. Estoy harta. Harta de ti, de tus planes y de tus engaños.

— ¡Cállate!—gritó mi madre asustada.

—Ahora te vas a callar tú. Siempre te amé e intenté hacerte feliz a pesar de tu rechazo y tu maltrato. Siempre —seguí hablando sin pararme.

— ¡Alice!—gritó enojada, soltándome la mano.

— ¿Qué, Alice? Yo no...—me interrumpió dándome una segunda bofetada. Esta vez, con el golpe, una lágrima cayó por mi mejilla. La vida dolía y mucho.

Con su mano intentó agarrarme nuevamente, pero gracias a Dios solo fue un intento porque Paul se interpuso entre nosotros, agarrando la mano de mi madre.

—Basta—lo escuché hablar con la misma seguridad.

—Es la segunda vez que te metes en cosas que no te importan—espetó mi madre—. Una más y estás despedido.

—Hágalo—soltó una carcajada—. Yo no vivo de su dinero.

—Mira lo que lograste hacer—habló mi madre fijando su mirada en mí mientras que Paul soltó su brazo—. Te vas conmigo ahora mismo a la casa; aquí sobra la basura.

—Deja de ofender a la gente. ¡Joder!— grité mirándola a los ojos.

Sabía que sus palabras fueron dichas para él pero como siempre las palabras tienen una fuerza inimaginable. Las ofensas que no eran para él llegaron a mí, sintiéndome dañada.

— ¡Ven!—ordenó mi madre en voz alta.

Suspiré profundo caminando hacia ella, y usando sentí la mano de Paul agarrando mi brazo, atrayéndome hacia él, haciéndome mirarlo perdida.

—Cuídate—susurró, sonriéndome después con pena.

—Tú también—contesté con una falsa sonrisa, alejándome poco a poco de él, no antes de girar la cabeza y añadir—. Gracias por este día.

Todo el camino sentí la mirada disgustada y furiosa de mi madre sobre mí, a cada minuto su boca sacaba palabras que no quería recordar. En este momento de mi vida los golpes venían uno tras otro, lastimándome por todas las partes.

Una vez en casa, lo único que hizo mi madre fue lo que ella sabe hacer mejor, un escándalo.

—Eres una desvergonzada, solamente vergüenzas recibo de ti—gritó tirando su bolsa sobre el sofá.

—Mamá, ya basta, si mi padre te escucha se va a enojar, sabes que está enfermo—dije tranquila, sentándome sobre el sofá con el perrito entre mis brazos.

Siénteme ©®Where stories live. Discover now