フリーハグズ

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Namjoon debe conseguirle un rascador a Kuhn. Listo.

[...]

Namjoon miró impaciente la hora en su reloj. Desde que había llegado al trabajo sentía que contaba los minutos restantes para salir a comer.

La simple ilusión de esperar a que vinieran a buscarle era sencillamente emocionante. Namjoon no era muy bueno en distinguir los sentimientos, pero uno que conocía a la perfección era la emoción. Como cuando aprendió el nombre de cien dinosaurios a los diez años; investigar todo sobre Madagascar después de ver una película; aprender a tocar el piano por métodos autodidactas, o su fascinación eterna, las mascotas.

Seokjin era la primer persona que despertaba en él ese nivel de curiosidad y emoción. Y ese hecho le agregaba un interés extra. ¿Qué había en Seokjin que atrajo a Namjoon?

— Ese Seokjin —le habló Hoseok desde su usual puesto—, ahora entiendo porqué lo querías con tanta insistencia. Es muy atractivo.

— Ya te habías tardado en hacer un comentario al respecto —respondió el más alto mientras rodaba los ojos—. Pero no es por eso que quiero hablar con él.

— ¿No lo encuentras guapo? —Dijo casi con indignación.

— No, por supuesto que lo es —miró a su amigo en reproche—. Me refiero a que lo que me atrajo fue más... su misterio.

Hoseok se recargó sobre el mostrador y alzó una ceja para su mejor amigo.

— ¿Misterio? ¿Ahora eres parte de la pandilla Scooby Doo?  

— Eres todo un caso —suspiró cansado, pero intentando reprimir una risilla. Chascó la lengua y continuó—. Ese chico oculta algo, ¿no viste su rostro? Jamás había visto a alguien así de triste.  

— Sí, lo vi. Pero, hey, ¿quién sabe? Tal vez no esté triste como tú dices. A lo mejor simplemente así es su cara —se encogió de hombros—. Por ejemplo tú, la mayoría cree que eres un rudo pandillero cuando realmente eres un terrón de azúcar.

El contrario hizo una mueca de incomodidad.

— Lo que sea, lo descubriré hoy.

— ¿A quién descubrirá? —preguntó Jungkook, acercándose a la caja acompañado de una cliente.

La muchacha, una estudiante de instituto con un bote extra jumbo de comida para tortuga entre las manos, miraba al dependiente más joven como si fuese algún tipo de superhéroe o un aventurero. Hoseok rió ante el cuadro y cobró el producto de la chica aunque esta no le prestaba mucha atención.

— Joonie encontró al chico misterioso y tendrá una cita con él —respondió el mayor de todos.

— No es una cita.

— Acordaron verse en un lugar, a una hora específica, para pasar un rato juntos —Hoseok colocó el alimento en una pequeña bolsa de plástico marrón junto con el ticket de compra—. A eso yo le llamo una cita. Aquí tienes —se dirigió con una radiante sonrisa a la estudiante, entregándole la bolsa.

— Gracias, hasta luego, oppa —se despidió del castaño, quien con una mueca de disgusto -combinada con una sonrisa forzada- alzó una mano en correspondencia.

— No me digas oppa —Jungkook susurró entre dientes, a pesar de que la chica se había marchado ya.

— Ahora veo por qué tiene tan buena solvencia esta tienda.

Comentó burlón el cajero de cabellos color miel, mirando con malicia a Kook.

— Apuesto a que más de la mitad de tu instituto adquirió una mascota solo para tener un pretexto y venir aquí, Jungkook oppa~.

Abrazos gratis. [NamJin]Where stories live. Discover now