Free Hughs

15K 2.3K 1.9K
                                    

Hoseok debe asistir a la firma de autógrafos.
Jimin necesita una cita.
Listo.

[...]

Hoseok no se consideraba alguien sensible —aunque más bien vivía en constante negación—, pero simplemente no podía dejar de llorar. Una mezcla de rabia, impotencia y tristeza. Y aunque era consciente de lo ridículo que debía verse, sus sentimientos le ganaban.

Hyung, déjame entrar.

Jungkook esperaba del otro lado de la puerta del baño donde el rubio se había encerrado. Porque lo más razonable para Hoseok había sido correr hasta los primeros baños de la plaza que encontró y encerrarse a llorar.

— Kookie, no quiero ver a nadie por ahora —sollozó—. Sólo vete.

No te puedo botar así como así —suspiró—, sólo abre para comprobar que estás bien

Jung Hoseok no podía creer que había arrastrado a Jungkook a todo ese drama. El castaño ya había tenido suficiente con soportar su pesado comportamiento los últimos días, además de haber aceptado acompañarle a una firma de autógrafos. El que menos merecía pagar los platos rotos era el menor.

Con lentitud retiró el seguro y así el castaño pudo abrir totalmente la puerta, vislumbrando a un rubio sentado sobre la tapa del excusado con la cabeza gacha.

Kook se acuclilló frente al mayor, tratando de quedar cara a cara con él pero Hoseok escondía el rostro entre sus manos y gimoteaba de vez en vez.

— Hyung, tranquilo.

— Lo sé, soy patético por llorar así —hipó—. Es que en verdad quería estar ahí.

— No eres patético, te esforzaste por conseguir ese lugar y es normal que te sientas así de frustrado, más si es por una injusticia —el castaño resopló enojado—. Que imbécil ese tipo.

Hoseok se mantuvo en silencio, con la cara cubierta y los ojos aún húmedos por las lágrimas. En verdad no tenía el ánimo de hablar en ese momento con nadie, y prefería que Kook se fuera de ahí antes de que algo malo sucediera a causa de su sensible estado emocional.

Por su parte, Jungkook no sabía como enfrentar una situación como esa. Ver tan triste a Hoseok, quien definitivamente era todo lo contrario a la tristeza en su día a día, le hervía la sangre. Frunció el ceño y se acomodó los cabellos debajo de su gorra rosada como gesto de desesperación.

— ¿Sabes qué, hyung? —se levantó—, iré a golpear a ese sujeto.

Para cuando el mayor de ambos reaccionó a las palabras del contrario y quitó las manos de su rostro, salió corriendo del baño para alcanzar al castaño que ya iba considerablemente más adelante por uno de los tantos pasillos del centro comercial.

— ¡Alto, alto, Kookie! —Hoseok se interpuso en el camino del muchacho notablemente más alto que él—. No debes golpearlo.

— ¡Lo merece!

— ¡Claro que sí! —respondió—. Pero este no es tu problema, Kookie. No necesito que me defiendas. Si yo quisiera patearía el trasero de ese idiota —suspiró, limpiando algunos rastros de lágrimas de sus mejillas—. Pero eso no cambia el hecho de que no podré ir a la firma ni al evento privado de las chicas.

El castaño dejó caer los hombros, mordió su labio inferior con frustración y cruzó los brazos sobre su pecho.

— No me gusta verte así, hyung.

El mayor abrió los ojos con una mezcla de sorpresa y pánico. Esas palabras sonaron como la alerta de peligro para Hoseok. Una alerta nada agradable que hacía mucho no sonaba en su cabeza.

Abrazos gratis. [NamJin]Where stories live. Discover now