Capítulo 34: Citas triples.

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Varios meses después...

ALICE'S POV

Al fin. Esto al fin ha terminado.

Me levanto del suelo en el que estaba sentada y tiro el sucio y polvoriento trapo de mis manos a la mesa de centro, satisfecha por haber finalizado lo que parecía un trabajo interminable e imposible de soportar. Lo he logrado. Muchos dudaron de mí en el proceso, no creían que era capaz de soportar esta clase de abusos, se burlaban de mí por creer que podía, pero eme aquí, saboreando el dulce sabor de la victoria y la libertad, el cual tiene un leve gusto a tierra, pero vale la pena por el significado que tiene para mí. Soy libre. Hoy, por fin puedo abrir mis alas y volar.

Admiro con orgullo todo lo que he logrado, y por ello, me refiero al término de la limpieza del apartamento de mi hermano mayor. Oh sí, me costó 4 horas, 32 minutos y 5 segundos lograrlo, pero al fin he dejado esta casa tan brillante por todos lados que quizás ponga una advertencia en la puerta para que la gente entre con gafas de sol. Porque así de reluciente he dejado todo. Podría comer en el baño si quisiera. 

Guardo el paño con el que pulí todos los muebles, adornos y cuadros de la casa, para luego ir al baño a refrescarme un poco y disfrutar que soy libre al fin.

Todo ha terminado.

Fueron seis meses de castigo difíciles, hubo momentos en los que dudé de mí, momentos en los que lloré de impotencia, otros en los que solo quería golpear a mis amos, como me obligaron a llamarlos, otros en los que el suicidio y terminar con todo esto de una vez se vio tentador, breves instancias al borde de la locura, pero finalmente logré sobrevivir a estos seis meses de esclava doméstica, con mucha perseverancia, algo de cloro, un poco de limpia muebles y mi infaltable bicho, quien sufrió conmigo todo este tiempo también.

Todo influyó para que pudiera conseguirlo.

Abro el grifo del lava manos y me enjuago la cara, quitando todo rastro de mugre, polvo, sudor y humillación. Miro mi rostro en el espejo y niego con la cabeza riendo, quitando el ridículo gorrito de sirvienta que tuve que usar por seis largos meses, al igual que el estúpido delantal que dice: amo a mis amos. No puedo creer que en serio me hicieran usar esto, pero ya acabó. Al menos no es una cosa fea e incómoda, se me ve tierno y adorable, incluso es más cómodo que mi ropa normal. Ahí tienen, Austin y Ally. Aunque Alice se vista de sirvienta, Alice queda.

Seco mi rostro y salgo del baño renovada, es como si me hubiera quitado un peso de encima y sonaran coros de ángeles que cantan: tu castigo ya acabó. Seis meses exactos yendo de compras, siendo chofer, limpiando una casa que no es mía, realizando ridículas tareas insignificantes, trabajando de asistente sin paga, y todo por intentar salvar una boda que finalmente fue un rotundo éxito.

Desde ahora siempre diré la verdad, quizás así me ahorre futuros castigos.

-         ¡Auch! –escucho gritar a Ally desde su habitación- ¡Me mordiste! ¡Eres una bestia, chico rubio!

-         ¡No pude evitarlo! –grita mi hermano de vuelta- ¡Ese jabón olor chocolate que usas es muy efectivo!

-         Pues botaré ese jabón del demonio.

-         Has lo que quieras, sabes que seguiré mordiéndote de todos modos...

Rio ante las estúpida pelea de esos dos y me dirijo a la cocina, intentando ignorar el hecho de que he escuchado un comentario en doble sentido de mi hermano mayor. Perturbador, justo como los últimos 6 meses aquí. Al menos jamás los encontré en situaciones comprometedoras como aquella vez cuando tenía 16.

Ya que fui su esclava por seis meses prácticamente he vivido con ellos todo este tiempo, pues era de la universidad a su casa y de su casa a la universidad. Las únicas veces que iba a mi hogar era para dormir un rato o cambiarme del ropa, el resto del día me la pasaba haciendo estúpidas tareas sin sentidos para esos dos. Vivir con una pareja de casados no fue para nada lo que esperaba, sinceramente, creí que el que fueran esposos haría madurar a esos dos, sin embargo, solo han sido seis meses de mini guerras, peleas infantiles e inmaduras, reconciliaciones empalagosas y estupideces ilegales que solo a ese par se le pueden ocurrir. Básicamente, seis meses en los que nada ha cambiado más allá de un estado civil. Ellos siguen siendo el chico rubio y la chica pobre que viven en una constante guerra.

Ellos Están EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora