2. ¡Hasta el infinito y más allá!

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Cinco minutos más tarde, nos subimos al coche, pero la seguridad que rezumaba por mis poros apenas instantes antes empieza a desaparecer tan pronto como nos abrochamos el cinturón de seguridad.

—¿De verdad vamos a hacer esto? —pregunto, nerviosa.

—No irás a echarte atrás, ¿verdad, nena?

No estoy segura, pero ¿acaso no debería? Mucho antes de pronunciar las palabras sabía que era un error, pero mi novio y mi mejor amiga me han abandonado a mi suerte; Dylan está de viaje con sus padres visitando a su hermano, y Poppy está en casa de su abuela. A decir verdad, no están siendo unas vacaciones idílicas y no me esperaba pasar el verano antes del último año de instituto sola y encerrada en casa. Mucho menos que Hadrien se presentaría por sorpresa con una vía de escape, con la oportunidad que tanto estaba esperando sin saberlo. Solo con la mañana que he compartido con él, más especial de lo que estaría dispuesta a admitir, he llegado a pensar que mi verano iba a ser mucho más que uno aburrido e insignificante. Es liberador, pero también me asusta.

Es de Hadrien de quien estamos hablando. Su compañía puede ser intoxicante, un subidón de adrenalina, pero también destructiva. ¿Y no es mejor un verano tranquilo y seguro que uno lleno de emoción y riesgo que termina por consumirte?

—¿Y qué pasa con nuestras cosas? No podemos irnos solo con lo puesto.

—Si volvemos a por ellas, no nos iremos.

Tiene razón, lo sé tan bien como él, pero aun así sigo necesitando mi ropa, mi neceser y mi cargador de móvil, aunque probablemente solo estoy buscando excusas para no hacer lo que realmente quiero, complicando las cosas que deberían ser sencillas.

—Nos las apañaremos —intenta convencerme ante mi evidente indecisión—. ¿Confías en mí? Aunque solo sea esta vez.

No quiero confiar en él porque sé que puede ser peligroso y contraproducente, pero lo cierto es que lo hago, así que no me queda más que asentir. Hadrien sonríe, satisfecho, y mete la llave en el contacto. El motor cobra vida con estruendo y marca el escopetazo de salida. Ya puedo sentir las cosquillas inundando mi estómago y la adrenalina corriendo por mis venas.

—¿Estás preparada?

—Preparada.

Sin perder más tiempo, sale del arcén y así, en menos de un segundo, estamos de vuelta en la carretera. El río Savannah discurre por izquierda y derecha y el agua corre por debajo del puente, serena, capturando los reflejos del sol cuando lo dejamos atrás, igual que Georgia. El cartel de bienvenida a Carolina del Sur nos saluda y Hadrien pisa el acelerador.

No parece que haya vuelta atrás.

Y de haberla, ninguno de los dos retrocedería.

—¿Tienes idea de dónde vamos? —pregunto al cabo de unos minutos.

Stupid Summer (STUPID BOY 0.5) [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora