v e i n t i o c h o

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Los rayos del sol mantenían mi piel caliente, pero era una sensación agradable. This love de Maroon 5 me hacía compañía en los auriculares, mientras descansaba sobre la tumbona a la orilla de la piscina.

"¿Qué tal Gales?"

El mensaje era de Dani, quien estaba concentrado con la selección esa semana. Obviamente no le había dicho que me vendría a Ibiza, así que creía que me encontraba en Gran Bretaña con Gareth y su familia. Decidí no responder.

—¿Te he dicho el buen culo que se te ve con ese bikini?

Karim salía de la casa con una toalla alrededor de su cuello. Rodé los ojos, riendo de medio lado.

—Eres un cerdo— le dije, a lo que él rió—, pero sí. Cada que puedes me recuerdas el buen culo que tengo.

—Solo te lo recuerdo.

—Tranquilo cariño, que nunca se me olvida.

Dejó sus cosas sobre la tumbona de al lado y se zambulló en la piscina, salpicándome un poco. Hizo unas cuantas brazadas mientras yo me concentraba en no quedarme dormida allí. Me relajaba mucho broncearme.

—¿Alguna vez lo has hecho en el agua?

—¿Eh?

Tuve que retirar el audífono de mi oído para escuchar bien lo que me estaba diciendo. Karim tenía los brazos apoyados sobre el borde de la piscina, esperando una respuesta. Tras repetirme la pregunta, medio riendo, lo miré divertida.

—¿Te parezco el tipo de chica que tiene sexo en lugares públicos?

—Suerte que esto no es un lugar público— sonrió pícaramente.

—Karim, te recuerdo que hay personal de servicio en toda la casa.

Como no habíamos podido quedarnos en un hotel por el lío de la prensa, Karim había alquilado una casa bastante grande que incluía piscina, jacuzzi y cancha de tennis. Vamos, algo humilde. De cualquier manera, igualmente había contratado a un grupo de empleados para que se encargaran de la comida y cualquier cosa que necesitáramos, claro está, firmando un contrato previo.

—Puedo hacer que se tomen el resto de la tarde libre— se encogió de hombros—, fuera de la casa, claro está.

Bueno, en realidad si me daba un poco de morbo hacerlo al aire libre.

Mi expresión lo dijo todo, pues Karim llamó con gestos a uno de los empleados que estaban por allí, atentos ante cualquier pedido que pudiéramos hacer. Intercambió unas palabras en francés con el muchacho de piel morena antes de que este asintiera y se metiera en la casa. Karim continuó allí, comiéndome con la mirada indiscretamente, y quince minutos después vi como un grupo de ocho empleados subían a una furgoneta y se marchaban de la propiedad.

No habían terminado de irse cuando Karim salió de la piscina y se acercó a mi. Yo seguía recostada en la tumbona, así que se posicionó sobre mi, apoyando el peso sobre sus codos mientras besaba mi cuello.

—Estás mojado.

—Y tú no vas a tardar en estarlo también.

Mordí mi labio ante el comentario tan obsceno que acababa de hacer. Siendo sinceros, me gustaba cuando me hablaba de esa forma. 

Se deshizo del nudo del top de mi traje de baño sin mucho esfuerzo, dejándome con los senos al aire. Mientras besaba mi cuello, sus manos jugueteaban con mis pechos, causándome estremecimientos de tanto en tanto. 

Sentí su erección contra mi pelvis, por lo que moví mis caderas juguetonamente para hacerlo sufrir un poco. El gruñó contra mi cuello.

—Vuelves a hacer eso, y no respondo.

Obviamente volví a hacerlo.

Deshizo rápidamente los nudos de la parte baja de mi bikini, por lo que ahora estaba completamente desnuda en la tumbona, y el sobre mi. Atacó mis labios mientras su manos bajaban a mi entrepierna, haciéndome gemir ante sus caricias.

—Joder, no se como pude plantearme el no venir— jadeé.

Karim sonrió contra mis labios mientras bajaba el camino de besos desde mi cuello hasta mi senos. Cuando supe que estaba a punto de venirme, decidí alejarlo de mi y tomar el control de la situación.

Invertimos los roles. Ahora era yo quien estaba sobre el, sentada sobre sus caderas, por lo que su miembro, aún cubierto por el bañador, rozaba contra mi trasero. El gruñó, mientras rodeaba mi cintura con una se sus manos y con la otra toqueteaba mis senos.

—Me estás volviendo loco, joder.

Volví a mover mis caderas lentamente sobre él, y gimió. Sonriendo, besé el lóbulo de su oreja mientras sus manos bajaban de mi cintura hasta mis glúteos, los cuales apretaba de cuando en cuando.

—¿Esto no iba a ser en la piscina?— pregunté.

Me miró con una sonrisa pícara antes de ponerse de pie. Enrosqué mis piernas a sus caderas mientras hacíamos nuestro camino hasta la piscina, cuando mi teléfono sonó.

—Joder— gruñí, mirando de reojo el móvil—, ¿qué querrán?

—No contestes— murmuró contra mi cuello.

—Tengo que cogerlo— bufé—. Si es de la oficina tengo que contestar.

—Cógelo entonces.

Karim dejó de cargarme, pero no por eso se olvidó de mi. Tomé el móvil en mis manos mientras besaba lentamente mi cuello.

—¿Hola?— contesté con un hilo de voz.

¿Lena?

Los colores se me bajaron. Miré alarmada el identificador y vi que la llamada era de Dani, aunque era mi amigo malagueño quien estaba en ese momento al otro lado de la línea. Había estado tan concentrada en la respiración del francés contra mi cuello que se he había pasado.

—¿Qué... qué pasa?— tartamudeé.

Nada, que me aburro— contestó tranquilamente—. Y también quería saber por qué no le contestas a Dani los mensajes.

—¿Qué eres, su representante o qué?— dije, apartándome de Karim mientras le decía con un gesto que esperase.

No, solo estoy aburrido.

—Isco, la gente tiene cosas que hacer— rodé los ojos. Karim al escuchar el nombre del malagueño frunció el ceño.

Lena, nadie te cree que estás haciendo algo interesante— se mofó el español, riendo—. Tía, que estás en Cardiff, lo más interesante de tu día es...

¿Isco? ¿Qué cojones estás haciendo con mi móvil?

Se escuchó un ajetreo. Probablemente estaban peleando por el teléfono, y tomé eso como mi señal para colgar, sin embargo, Dani se hizo con el aparato muy rápido.

¿Lena?

—Hola— murmuré, incómoda.

El gilipollas de Isco solo quería tocar las narices— me dijo, medio riendo—. Siento molestarte.

—No, no te preocupes— me apresuré a contestarle, sintiéndome una tonta—. Dani, esto... no te había contestado porque estoy un poco ocupada...

Tranquila— respondió—. Escríbeme en la tarde cuando estés más tranquila.

—Claro— farfullé.

Karim me miraba con el entrecejo fruncido, mientras yo miraba la pantalla del móvil, medio atontada. Alguien tenía que explicarme por qué cojones me sentía tan culpable ahora, y aún más importante por qué me había preocupado de darle explicaciones a Dani.

—¿Carvajal?— preguntó Karim alzando una ceja.

¿Algo podría salirme bien alguna vez?

M O N C H É R I |k.b.9|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora