Perdiendo el control

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Si me hubieran dicho esa mañana que si me ponía el labial rojo iba a terminar con Natasha corrigiendo mi maquillaje y haciéndome un montón de preguntas a las que no quería responder, hubiera dudado. Siempre había sabido que Nat tenía un sensor para saber que algo no andaba como a ella le gustaba, yo le llamaba su sentido arácnido y Clint le llamaba su sentido número 10 y decía que era injusto que ella tuviera 5 sentidos más que la mayoría.

Justo ahora, a mí también me parecía una injusticia. Ni siquiera había pasado un tiempo largo ni había hecho nada sospechoso que yo supiera, el tiempo que pasaba con Sam lo había justificado diciendo que me estaba ayudando con unos diseños, eso siempre bastaba para que las personas se alejaran para no recibir extensas explicaciones llenas de tecnicismos que no entendían, claro, a menos que fueras Tony Stark, pero como él no estaba por aquí nadie quería saber de eso. Pero eso no había detenido hoy a Nat.

-Solo quiero saber en lo que andas –comentó mientras me pasaba el labial con cuidado por milésima vez.

-No te ofendas pero, ¿desde cuándo te interesa? –tenía en la mano la memoria con mi trabajo metida entre los pechos para que no la tocara.

Ella me dio una mirada de dolor fingido.

-Siempre, pero más cuando veo que nada sale de aquí, no hay sonidos metálicos ni explosiones o el típico olor de cables quemados –ahora estaba con el rímel, cosa que ni yo me había puesto pero, al parecer, a ella no la detenía.

-Es porque sigo en los planos y es tan grande que no podré hacerlo aquí dentro –ella apretó sus bonitos labios y se alejó un poco de mí.

-Bueno ¿y por qué te lo escondes en el sostén? –señaló mis pechos y descubrí que por las prisas no había escondido bien la memoria y saltaba a la vista lo que era.

-Porque es importante –contesté, metiendo la memoria del todo hasta que ya no se vio- y no quiero metérmela en el pantalón donde se puede caer o en la chamarra donde la puedo lavar sin querer –ella levantó una ceja-. Hay está segura y nadie la buscaría ahí.

Una sonrisa se formó en sus labios y sentí su chiste formarse.

-¿Y si Steve se la encuentra por casualidad? ¿Crees que le guste? –dijo.

-Puedes preguntarle, justo viene para acá –no creía que lo hiciera así que fue una salida casi limpia.

Realmente Steve venía hacia nosotras lo veía caminar por el pasillo que estaba de frente a mi laboratorio y con solo verlo supe que algo no andaba bien. Su caminar era apresurado y firme, como un soldado en cumplimiento del deber y cuando estuvo más cerca su cara decía lo mismo.

-¿Qué está mal? –le pregunté. Su cara se relajó un poco pero ni siquiera entro.

-Reunión. Urgente. Vamos.

Se dio la vuelta y Nat y yo nos miramos, sin decir más fuimos tras él.

Steve no tenía tendencia a dramatizar las cosas, así que si decía 'urgente' lo era y nadie ponía peros a lo que él ordenara después. Así que en eso estábamos Nat y yo, siguiéndolo por los a veces nada claros pasillos de la base.

-¿Por qué no contestas el celular? –me pregunto Steve, iba delante de nosotras y tarde un momento más de lo que a él le hubiera gustado en contestar por lo que me dedicó una mirada de molestia.

-Estaba trabajando y realmente no sé dónde está –me excuse.

Se detuvo y me tomo de la mano, escuche a Nat suspirar con exasperación ganándose una mirada fea departe de Steve. Volvió a andar, esta vez conmigo de la mano y siguió hablando un minuto después.

Rompiendo el mito: Capitán AméricaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ