Para Enamorarte

Capítulo 36

—No pondré en riesgo a mi bebé, Sebastián —dijo Beatriz muy decidida—, falta poco para que nazca. Después, hacemos el tratamiento, estamos hablando de que faltan tres meses, no es mucho —dijo Beatriz, después que el doctor le explicara todo, inclusive después que le hablara sobre lo importante que era que comenzaran tratamiento.

—Beatriz, no quiero que esperemos más tiempo. Ya te lo dije, el bebé está bien, ya pasamos la etapa complicada, tú misma sabes que falta poco tiempo para que nazca y con el tratamiento correcto los dos van a estar bien.

—Pero existe un riesgo, lo dijiste. Y no me quiero arriesgar. Vamos a esperar que el bebé nazca para comenzar con todos los tratamientos necesarios —puntualizó.

Se veía regia.

Fer y Mau.

—Sabes, tengo una duda. —dijo Mauricio en lo que se acercaba a Fernanda para abrazarla después de devolver la lancha.

—¿Cuál?

—¿Por qué eres más unida a Beatriz y no ha Johanna? sé que me dijiste que te criaste con ella, pero la lógica no me lo termina de explicar. Se que Beatriz tiene un carácter muy dulce y ha sido una buena hermana para ti, pero aún hay dudas que no me explican el por qué te llevas mejor con ella.

—Creo que ya te había contado que Johanna siempre fue a eventos de belleza y yo no, desde allí hay un tema. Creo que también te conté que me quedaba en casa de mi tía Isabel o no, creo que no te lo había dicho. Especialmente porque no lo recuerdo mucho, pero la cosa es que Beatriz siempre estuvo allí, incluso ahora, sigue siendo mi confidente y quién me defiende cuando puede. Ahora que vuelva quiero contarle lo nuestro, me siento mal de no habérselo dicho aún.

—¿Crees que le dará gusto?

—Sí, aunque sinceramente su reacción, me dará una idea de qué tan probable es que mi papá esté de acuerdo. Ya la conoces, es bastante preocupona y a veces es demasiado cerrada y ve peligro por todos lados, por eso no termino de entender cómo terminó casada con Erick. Ciega, sorda y muda —bromeó—. Beatriz, es como un ángel en la tierra, un ángel terco cuando se trata de medicina, pero un ser con mucho amor. Si un día tengo que decidir entre tú y ella, ten en claro que perdiste —sonrió.

En el hospital.

—Déjame pensarlo. No es una decisión fácil, creo que lo sabes, entiende que quiero hacer lo correcto y quiero cuidar a mi bebé —decía Beatriz, intentando ser fuerte, después de escuchar todos los riesgos, complicaciones y buenas noticas que habría al adelantar el parto, fue la otra opción que le dieron.

—De acuerdo, pero no tardes en tomar una decisión por favor. Comprende que cada día es muy importante en tú caso —decía don Sebastián intentando de persuadirla una última vez.

—Te voy a pedir un favor —suplicó limpiándose las lágrimas.

—El que quieras.

—No quiero que nadie más se entere. No quiero alarmar a todos con esto.

—Beatriz, en mi experiencia profesional te aconsejaría que permitas que tú familia te apoye en esto. Te lo dije a ti, porque te conozco desde siempre y sé que era lo mejor, pero creo que es importante que tu familia lo sepa.

—Quizás, pero quiero ser fuerte al menos una vez en mi vida, y ya los conoces, van a comenzar a tomar decisiones por mí y no quiero. Además, ¿Sabes qué pasaría con Fer si se entera? dejaría sus estudios para venir a cuidarme, no quiero sentirme como una invalida.

—Te entiendo —dijo el doctor Sebastián abrazándola—, pero es una decisión difícil, lo sabes. Y necesitas recibir mucho cariño en este momento.