Capítulo 1 " El primer día"

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Mirandome al espejo me pregunto "¿cómo las personas pueden cambiar tanto?".

Tengo 18 años, estudio en el instituto Saint Caspiel, lo se, es un ridículo nombre pero no es mi culpa que asi le pusieran. Pero otra cosa es que mis padres me quisieran meter en el. Y desgraciádamente, hoy era el primer día depúes de las vacaciones de verano.

Mis padres con suerte están cinco veces al mes en casa. Ni les importo. Desde niña me acostumbre a vivir casi sola y digo casi porque mi niñera vivía conmigo, pero ella se fue cuando cumplí los once y desde entonces vivo sola.

Lo único bueno que tiene mi vida son mis amigos, tengo a Jehiell, Milnos y Amelia que somos mejores amigos desde que entramos a ese instituto. Nos conocimos cuando nos hicieron equipo en la clase de biologia y creo que fue uno de ls mejores días de mi vida porque desde ese entonces, no nos separamos.

Baje las escaleras para ver que podía desayunar. Termine haciendome un cereal porque no tenía nada en el refrigerador, literalmente nada.

Cuando salí, fui a la cochera para agarrar mi bicicleta y dirigirme al intituto.

Estando en las calles, veía en las casas como las mujeres salían a despedir a sus esposos para que fueran al trabajo y como se daban un tierno beso de despedida. Yo nunca me iba a casar, eso lo sabía porque yo no creo en esas tonterias de que el amor verdadero existe y que cuando te casas con tu novio nunca te abandonara y viviran felices. Yo no creo eso. Los hombres cuando te ven débil y con ganas de ser feliz toda tu vida, te enamoran, te piden ser su novia y luego te abandonan para que tu sola puedas lidear con tu corazón roto mientras ellos se van a divertir en otros "lados". Por eso ya estaba decidido: me quedaría sola por el resto de mi vida.

Sin ver que ya había llegado al instituto, me tropecé con la banqueta que ni siquiera sabía que estaba ahí ¿Por qué rayos estaba este día allí si en toda la vida de este estúpido instituto nunca había estado?

Me levante sacudiendo mis jeans y levantando mi bici para ponerla en el portabici del instituto. Cuando agarré el dinero que tenía para comprar mi almuerzo, me dí cuenta de que la llanta delantera estaba ponchada.

- Genial.- dije, agachandome para revisar la llanta para ver si podía hacer algo. Al ver que no podía hacer nada si no tenía otra de repuesto, me llevanté.- Esto no podría ser peor.

- ¿Qué no podría ser peor, preciosa?- dijo una voz a mis espaldas que de inmediato conocí.

Me giré para ver a un muchacho alto con ojos cafés - como los mios- y con una sonrisa que te hacía sonreír porque te transmitía toda la alegria que sentía.

- ¡Jehiell! - grité, y salté colgandome de su cadera, abrazandolo. - Te extrañe demasiado, idiota.

El estaba riendose a carcajadas al igual que yo mientras me abrazaba tambien

- Tambien te extrañe mucho, preciosa. - me dijo mientras me bajaba de sus caderas y mi sonrisa se apagaba al igual que la de el con una cara de íntriga. - ¿Qué pasa?

- Eres un mugroso - le dije mientras me daba la vuelta para entrar al instituto.

- ¿Por qué? - preguntó confundido y algo triste.

- ¿Por qué? ¿Cómo qué "por qué"? - le contesté imitando su grave voz. - No me llamaste en todo el verano sabiendo que estaba sola en casa.

El me miró sabiendo a que me refería y agachó la cabeza en señal de culpa, y de todos modos tenía que subirla para arriba por mi altura.

- Disculpame, Jo, es que...

- No, nada de "es que", Jey. Te dije que me llamaras porque todo el verano iba a estar sola y no tenía a nadie más pprque me dejaron encerrada. - le dije, mirandolo a acusadoramente.- Con la única que estuve fue con Amy porque Mil estaba con sus abuelos en Atlanta. Pero, ¿cuál es tu excusa, Jey?

A single lookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora