21 - punto y coma

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¿Alguna vez pensaron en cómo se sentiría que tus manos encanjen perfectamente con las de alguien más? Que el roce de sus pieles cause una sensación única e inigualable...

Dicen por ahí que existen manos hechas exactamente unas para otras, que pueden estar al lado tuyo o del otro lado del mundo. La manera en la que los dedos se abrazan, y las yemas brindan calidez al tacto. Tomarse de las manos es un símbolo de unión, de compañía, y muchas veces de salvación.

La fuerza que ambos chicos estaban generando para sostenerla era brutal. De esas que sólo aparecía en momentos drásticos y hasta a ellos mismos sorprendía. Sus ojos se habían apagado, seguramente debido a la adrenalina superando sus nervios. La mano de Seijuro tenía atrapada su mano izquierda, mientras la de Yukio la sostenía a la altura de su codo derecho. Al mismo tiempo hicieron presión y subieron su  cuerpo nuevamente por la cornisa. Una vez que se aseguraron de tenerla a salvo lejos del borde, recuperaron la compostura. Seijuro no la soltaba, la  sostenía con firmeza. Mientras Kasamatsu se ponía de pie intentando calmar a los directivos que habían conseguido pasar la puerta.

Él les hablaba tratando de mantener la calma y de alguna manera evitando que se acerquen a ella. Akashi por un momento sintió como el ambiente se silenciaba totalmente a pesar de que sus bocas se seguían moviendo. Él se encontraba en un estado desorientado. no podía dejar de mirar el rostro pálido de la peligris reposando sobre sus rodillas y sus manos entrelazadas. Comenzó a sentir miedo. Miedo de soltarla y raramente perderla. Fue entonces cuando notó que su mano, aquella que la sostenía, temblaba. ¿Acaso era debilidad? Él no sabia descifrarlo y eso lo ofuscaba más y más.

La luz del ocaso filtró sin piedad su habitación. La leve brisa de la prematura noche comenzaba a hacerse sentir erizando todo su cuerpo enrollado entre sabanas. Lentamente abrió sus ojos a la par que pestañeaba tratando de acostumbrarse a la tenue claridad. Sus pupilas doradas se notaban opacas, apagadas, como si no hubiese nada ahí.

Sintió un tacto en su cabello pero no se sobresaltó. Sólo levantó un poco más su mirada topándose así con su mejor amigo recostado a su lado. Éste la miraba con pena acompañado de una media sonrisa que expresaba dolor. Eso rompió un poco a Akane obligando que la comisura de sus ojos se llenen de lágrimas. Por un segundo se sintió negada a quebrar, pero ya no podía resistir más y eso él lo notó. Yukio posó una mano en su nuca y la llevó contra su pecho para que se sintiera libre de desahogarse. Necesitaba eso. Ella más que nunca necesitaba romperse la garganta y expulsar todo ese dolor e impotencia que no paraba de torturarla. Él intentó mantenerse fuerte mientras oía sus sollozos, pero no puedo evitar que una lágrima descendiera por su mejilla. La secó rápidamente y sostuvo con mas fuerza a su amiga.

A pesar de haberse mantenido "calmado" en la azotea del instituto Rakuzan, él realmente estuvo asustado. No sabia que esperar de ella, sus reacciones, sus juegos,  porque aunque la conociera de toda la vida, esa persona no era su Inoue.

Esa persona, totalmente rota llorando en su pecho, si lo era... Y lo odiaba con todo su ser.

Pasaron un par de minutos en lo que los sollozos cesaron y el silencio se hizo presente. Akane se separó y lo miró por unos segundos. Sus ojos estaban hinchados y colorados después de aquello, por lo que él pasó su pulgar por el borde de sus pestañas bajas y volvió a sonreirle.

—  Te ves horrible.

Bromeó y ella pestañeo con cansancio.

— Yu... — Intentó con un hilo de voz. Él se estremeció al oírla, porque hacia mucho que no era llamado por ese apodo. Ese que ella le puso de niños y se perdió en sus crecimientos, cuando su vida comenzó a cambiar, cuando ella comenzó a hacerlo. —  Lo siento.

Amo odiarte | Akashi SeijuroWhere stories live. Discover now