25 - Tell me why

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La puerta hizo una gran eco al ser cerrada a sus espaldas. El hall de la mansión en silencio daba la clara señal de que nadie estaba allí. Lo mas probable era que el Señor Akashi se encontrara en reunión con sus empleados domésticos en su despacho, lo que significaba que tenían la mayor parte del hogar a su antojo. Aún así, Seijuro se dirigió con Akane a su habitación.

Él no había soltado su mano en ningún momento, y ella no había dicho ni una sola palabra en todo el camino. Ni siquiera un suspiro había escapado de sus labios. El pelirrojo tuvo que mirarla varias veces por el rabillo de sus ojos constatando de que ella aún respirara. Y lo hacía, pero en un silencio tan fatal que le daba mala espina al mismísimo emperador.

Akashi trabó la puerta de su habitación y fue entonces cuando sintió un leve quejido por parte de Inoue.

— ¿Por qué... — balbuceó a voz quebrada. Una piedra estaba atorada en su garganta y ella estaba luchando contra ésta. Inesperadamente, con un solo movimiento, tiró de su brazo con tanta fuerza que acorraló a Seijuro contra la fría pared y sujetó ambas muñecas a su lado — ¿¡Por qué no me dejaron caer!?

El odio que emanaban sus pupilas en ese momento, erizó cada rincón del cuerpo del muchacho. Esas pupilas de color ámbar que últimamente pudo admirar por tan poco, solo una de ellas estaba presente. Un azul petróleo había absorbido su izquierdo sin piedad.

Akashi intentaba recobrar su postura despertando su heterocromia, pero a ella parecía no afectarle en lo más mínimo. Sus manos seguían haciendo presión mientras sus ojos pedían ayuda a gritos.

Fue entonces que el pelirrojo en una simple pasada dio vuelta la tortilla de la situación, pero el contrapeso de Inoue los llevó a ambos a terminar en el suelo, quedando él sobre ella. Ahora era Seijuro quien tenía el mando.

— ¿Por qué tengo que seguir viviendo esto? ¿¡Por qué tengo que seguir sufriendo así?!

Volvió a cuestionarle desgarrándose la garganta a la par que pequeñas lágrimas se asomaban e intentaba desquitarse tironeando del cuello de su camisa. Akashi no lo soportó y la abrazó con tanta fuerza que por un segundo sintió que podía unir todas las piezas rotas de Inoue.

— Jamás te dejaré caer.

Susurró en su oído con total seguridad. Ella se quedó estática, dejando su berrinche de lado, cayó rendida entre sus brazos. Sus manos seguían firmes en su ropa, no quería soltarlo, ni él tampoco ya que por una extraña razón sentía que podría perderla.

¿En qué sentido? Ni él lo comprendía, pero si era consciente de que no quería averiguarlo. Tal como esa vez que no se sentía capaz de soltar su mano. Nuevamente estaba teniendo esa sensación.

—  Hasta en una situación así, ellos siguen pensando en el dinero. Como sí a mi me afectara eso ¡nunca me importó!

Akashi guardó silencio, prefirió darle lugar al desahogo de la capitana para que ella soltara todo eso que la estaba destruyendo por dentro.

— No me sorprendería que dejen de pagar el apartamento donde vivo, voy a tener que trabajar y eso llevará a que mis notas bajen por no tener tiempo suficiente para estudiar...

Su mente comenzó a proyectar el pobre futuro que le esperaba a partir de ese entonces. Akashi se despegó de su cuello para mirarla fijamente.

—  Vas a vivir aquí, eso es algo que no pienso discutir.

Inoue abrió sus ojos con sorpresa pero chasqueo su lengua realmente molesta.

— Ni de broma, no puedo hacerlo. No soy nadie para usurpar tu casa como si nada ¡va contra mi moral!

—  ¿De qué moral me estás hablando?

Esta vez el molesto era Seijuro. Su fría mirada le congeló los nervios.

—  ¿Por qué querrías ayudarme? —cuestionó con voz quebrada cerrando con fuerza sus puños aún aferrados a su camisa —  Últimamente no hemos hecho mas que matarnos entre nosotros. ¿Por qué sigues entrometiéndote en mi vida así? ¿De qué te sirve? ¿Qué es lo que realmente quieres?

— No lo sé... — respondió inocente bajo un temeroso susurro. Él se hacía la misma pregunta una y otra vez —  Yo... —sacudio su cabeza quitando toda inseguridad de su voz —  No tengo porque darte explicaciones de las cosas que haga o no.

—  ¿¡Que clase de respuesta es esa!? — los puños en su cuello lo empujaron con tanta firmeza, que ambos quedaron sentados frente a frente —  ¡Por supuesto que tienes que darme explicaciones porque son acciones que tienes para conmigo! ¡basta de juegos!

Un pequeño suspiro que pareció durar una eternidad escapó de su boca silenciando aquella discusión. Su agitada respiración acompañada de una mirada llena de dominancia, fue apagada por el brusco contacto de sus labios. Él estaba de nuevo atrapando las comisuras carmesí de Inoue sin permiso y con total libertad.

Si bien ella forcejeó en el primer segundo, terminó perdiendo contra su control. La boca de Akashi la atrapaba de una manera que jamás había sentido. Le dejaba en claro el poder que tenía sobre ellos, la intimidación que podía generarle; pero algo mas había ahí, un sentimiento tan puro que sobrepasaba todo límite tanto en él como en ella.

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La cena estaba servida. La enorme mesa del comedor los separaba por una considerable distancia. Seguían siendo los únicos presentes allí y eso tal vez los incomodaba un poco más.

—  ¿Vas a seguir jugando con tu comida? — le miró serio y ella soltó los palillos a un lado del cuenco.

—  No tengo apetito. ¿O también me obligaras a comer?

Akashi repitió su acción con mas cuidado. Limpió sus labios con delicadeza y volvió a clavar su mirada sobre ella.

—  Creí que eras más madura que esto.

Akane se quedó perpleja ante aquel comentario.

— ¿Disculpa?

—  ¿Ahora pretendes morir de hambre?

La peligris simplemente no podía creer lo que estaba escuchando. Éste tipo seguía jugando con ella, tomándole el pelo, haciéndola caer tan bajo que le daban náuseas.

—  Es suficiente, Akashi. —se puso de pie dispuesta a marcharse — No voy a aceptar tu "invitación" a quedarme si sigues actuando como un engendro conmigo.

— ¿Si? ¿A dónde irás?

Desafió.

— ¡Donde sea! Hasta con Hayama si fuese necesario. Oh... — detuvo sus pasos — Kasamatsu, yo tengo que hablar con él. Y también... quisiera hablar con Mayuzumi.

La última oración fue más para sí misma que otra cosa. Pero Seijuro aún así llegó a oírla y tragó en seco. Se puso de pie y se acercó a su lado para tomar su mano.

— Lo siento.

Murmuró rodeando uno de sus brazos por su cuello para obligarla a esconder su rostro en su cuello. Ella se dejó llevar con mucha confusión. Realmente no lo comprendía.

—  No quiero que te vayas. Prometo ser un buen chico.

A Akane se le aflojaron las piernas al sentir tanta ternura, no solo en sus palabras si no también en sus ojos. Otra vez ambos compartían un mismo color. Un rojo tan fuerte que ella no podía dejar de mirarlos.

No entendía como es que personalidades tan opuestas convivían dentro de una persona. Si bien Inoue contaba con algo similar, le costaba verlo en alguien mas.

Para cuando cayó en la cuenta, era ella quién estaba vez se acercaba inconscientemente al rostro sereno de  Akashi. Ni bien captó la situación se separó de golpe con sus mejillas totalmente dominadas por un color carmín a la par que tartamudeaba excusas por su acción. Seijuro sólo sonrió derrochando mas ternura e Inoue no tuvo mas remedio que volver a la mesa y comenzar a comer como si el mundo acabara al otro día.

Fue la única manera que encontró para escapar de la situación y así complacer al capitán para que ya no la moleste.

¿Podrá sobrevivir en esa mansión? Bueno, casi lo hizo la última vez. ¿Cierto?

Amo odiarte | Akashi SeijuroWhere stories live. Discover now