"Segundos"

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¿Qué es un segundo?


¿Qué tanto puede pasar en un simple segundo?



¿Un segundo es suficiente para amar?


Un segundo puede ser tu perdición.









Levi se despertó luego de haber dormido un par de horas, busco en Internet la escuela de Rin y no tardó mucho en encontrarla, después de todo era una prestigiosa Academia de la ciudad.

A empujones y maldiciones sacó a Mika de la cama, lo obligó a ducharse y comer algo. Luego de varias quejas de parte del rubio, finalmente se encaminaron al centro de la ciudad.

Cuando llegaron estaban sorprendidos de lo grande que era, era enorme, Mika inhaló y se repitió mil veces que él no estaba allí. Qué nunca más lo volvería a ver.


Y aún si lo hacía, él estaba muerto para Mikaela, lo había enterrado en una caja, justo hasta los lugares más oscuros de su alma. Donde no se atrevía a mirar nunca, aquel lugar que todos tenemos, el cual ocultamos de todas las personas, ese pequeño infierno dentro de nosotros, que, sin darnos cuenta, nos consume un poco cada día.




Levi era un lío. No sabía que debía decir.


Mientras estaba preparando un discurso interno sobre cómo era que alguien sin ninguna relación al joven Okumura lo estaba buscando, la puerta principal de la escuela se abrió, y un hombre con aspecto de dormir muy poco salió a recibirlos.


Y todo el discurso se fue a la mierda.



—Buscamos a Rin Okumura.— hablo con voz sería. El hombre los miro extrañado.

—¿Ustedes son...?

—Unos... —las palabras murieron en los labios de Levi y Mika giro los ojos, dando un paso hacia adelante, usando su altura y apariencia para intimidar.

—Simplemente lo buscamos. ¿Podría decirnos donde encontrarlo?


El hombre pareció encogerse ante la voz, y dio un paso hacia atrás antes de indicarles que entrarán en la institución. Cuando los dos jóvenes estuvieron dentro, el hombre hablo.



—No puedo dar esa información, pero conozco a alguien bastante cercano a Okumura, lo llamaré y él decidirá si les da su dirección.

—Esta bien.— contestaron con obediencia. Como si todo el show de intimidación nunca hubiera existido.

—Esperen aquí.




Mika soltó el aire que no se había dado cuenta que estaba conteniendo y jugó con la pelotita de metal atravesando su lengua.

Levi no hablaba —cosa bastante nueva— sólo se mantenía en silencio. Respirando tranquilamente.

Esperaron al rededor de unos cinco minutos cuando el hombre regreso, al parecer, un poco más calmado.


—Esta en camino, ahora, yo soy el director de esta institución, mi nombre es Mephisto, un gusto.

Mika y Levi asistieron como chicos buenos.

—¿Puedo saber sus intenciones después de encontrar al joven Okumura?

—No.— escupió Levi con amargura.




Mephisto sonrió incómodo y les ofreció un café, pero ambos negaron. Luego les ofreció pasar a su oficina y ambos aceptaron. Para ese punto el director no sabía si debía pensar en llamar a la policía, pero rápido descartó la idea cuando escucho la gran puerta principal abrirse. Yukio había llegado.






Mi Peor Perdición.Onde histórias criam vida. Descubra agora