Te conozco demasiado bien

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Tras girar por un pasillo y ver que se abría la puerta de un ascensor decidí meternos en él para llegar antes que David al coche.

-Qué lista eres Laura!! Seguro que así le ganamos!!-gritó una emocionada Ella aún agarrada a mi cuello. En apenas 10 segundos las puertas del ascensor se volvieron a abrir, pero sin darme tiempo a salir una especie de gruñido nos lo impidió.

-Y ahora que? -nos preguntó David alzanzo una ceja.

-Joeeee papi...como has bajado tan rápido?-le preguntó una sorprendida Ella mientras se cruzaba de brazos fingiendo enfado.

-Aaaaa es un secreto...bueno todavía no se ha acabado la carrera no?

-Pues quítate de en medio...-bromeé mientras le daba un golpecito en el brazo para intentar que nos dejara salir.

-Todo tiene su precio... esto es como el peaje de las carreteras, si no me pagais no pasais...-le miré algo confundida mientras dejaba a Ella en el suelo. -Ellita tú sabes cuál es el precio, verdad?-le preguntó David con una sonrisa traviesa.

-Siii. -chilló la niña mientras se acercaba a su padre y le daba un gran beso en la mejilla. Justo después, David levantó su brazo como si de una barrera de un peaje de carretera se tratara dejando pasar a su hija que echó a correr hacia el coche. Pero cuando intenté pasar yo, su brazo volvió a frenarme el paso. Sin apartarme un centímetro de él, alcé una ceja y le miré expectante.

-Quiero recordar, que usted señorita no me ha pagado...-me dijo al oído con  un tono seductor que consiguió despertar a las mariposas de mi estómago.

-Que morro tienes...-dije acercándome a su moflete para posar un suave beso.

-Pago no válido.-dijo imitando la voz de los parquímetros. Le volví a mirar algo desorientada. -Los coches mas grandes tienen que pagar más.-me respondió con una sonrisa pícara.

-Osea que me estás llamando gorda??
-le piqué acercandome más a él hasta llegar a su altura de su cuello y plantar un sensual beso a la altura de su clavícula, succionando de más para dejarle una pequeña marca a posta.

-Pago erróneo. Tú que estás como un tren, tienes que pagarme como tal.
-mis mejillas se encendieron como dos farolillos por culpa de su comentario, pero lejos de intimidarme, puse una de mis sonrisas coquetas que sabía que le desarmaban y me volví a acercar a él lentamente.

-Con que esas tenemos....-terminé de acortar la poca distancia que nos separaba y volví a besarle, pero ésta vez en los labios. Formando un círculo con mis manos alrededor de su cuello, fui poniendo poco a poco más intensidad al beso, dejando libertad a mi lengua en su boca, para finalizar el beso mordiendo suavemente su labio inferior. Aprovechando que David seguía en shock, me deshice de sus brazos que habían rodeado mis caderas durante el beso, y salí corriendo en la dirección en la que antes se lo había visto hacer a Ella, dejando a un David mirándome con cara de tonto en la puerta del ascensor. Al los pocos segundos salió corriendo detrás de mi.

-Como sigas así vas a llegar la última... -me chinchó a la vez que llegaba a mi altura y de adelantaba corriendo.

-De eso nada...-le agarré por los hombros y pegando un salto me colgué de su espalda, pasando mis piernas por ambos lados de sus costados, que inmediatamente agarró, evitando así que volviera a caer al suelo.

-Ala así seguro que llegamos a la vez... -le susurré con voz de niña pequeña acercandome a su oído.

Siguió corriendo conmigo en brazos hasta que llegamos a su coche, donde ya nos esperaban Ella y su madre, que al vernos aparecer así, no pudo disimular una sonrisa nostálgica.

Sueños rotosWhere stories live. Discover now