Con nadie

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Sábado 9 de diciembre de 2017
17:45

A punto de salir por la puerta del hospital me temblaba todo el cuerpo. Todavía no lo había visto en persona, pero según me habían dicho, el despliegue de reporteros apotronados a la salida esperando por la primera imagen de los tres juntos, era algo inusual. Sentí la mano de David apoyada en mi espalda, tras despedirnos y dar gracias infinitas a todos los médicos que nos habían atendido durante esos días.

-¿Estás lista? - me preguntó antes de que yo comprobara por milésima vez que la niña estaba bien y tranquila. Le recoloqué el gorro que la protegía del frío de la capital, y David colocó la mantita para que le entrara el menos frío posible.

- Si, vamos... -salimos por la puerta los dos a la vez, y enseguida una lluvia de flashes nos recibió. El griterío de las decenas de medios allí congregados, junto con la cantidad de fans que se habían dado cita, era tremendo. Alcé la vista por primera vez para ver todo el despliegue, y sonreí enternecida y abrumada, por todo el cariño de la gente que allí había. Notando el brazo de David rodeando mi cintura, caminamos unos cuantos metros más, hasta llegar a la zona delimitada por vallas, que nos separaba de toda aquella muchedumbre. Como si fueran hormiguitas, se reagruparon colocando los micrófonos apuntando hacia nosotros no queriendo perderse ni una sola palabra.

-Haber con tranquilidad, por favor... -pidió David sonriendo, pero igual de abrumado que yo después de ver aquello. Una reportera joven, con un micrófono de La Sexta, fue la primera que tomó la palabra.

-Lo primero, enhorabuena a los dos, y gracias por atendernos. -Agaché la cabeza a modo de agradecimiento y continué escuchando sin perder la sonrisa. -Contadnos un poquito... bueno, Chenoa ¿cómo estás?

-Pues bueno, bastante bien. Estamos muy contentos, pero a la vez muy cansados... supongo que los que sois papás nos entenderéis... -una carcajada general se escuchó tras mis palabras.

-La chiquitilla es buenísima, pero claro, no deja de ser un bebé... y es lo que toca ahora... no dormir, y tener ojeras todo el día... -continuó hablando David.

- Si, es muy buena, pero es igual de comilona que aquí el amigo, así que imaginaos como estoy yo... creo que desde que ha nacido no hemos dormido más de tres horas seguidas...

-Anda ya chiquilla...¡Pero si es igualita que tú! -nos miramos sonriendo y el sonido de los flash se hizo más potente, para no perderse ese momento tan bonito entre nosotros.

-¿Entonces se parece a tí, Laura? -otro periodista siguió con las preguntas.

-Bueno, eso dice él. La niña es pequeñita, ha medido 46 centímetros, pero ya está casi criada con sus 3 kilazos 200 gramos... -un ohhh general se escuchó al oírme decir esas palabras.

- Es una bolita... -comentó su padre dejando una caricia en el moflete de la bebé.

-¿Y ya sabemos si ha heredado los ricitos de su padre? -siguieron preguntando divertidos.

- No tiene pinta... -contesté haciendo un puchero. Las preguntas continuaron y mi mirada se quedó congelada en una chica que me sonaba haber visto antes, y sin saber muy bien el porqué, mi mente viajó a otro momento, hacía ya muchos años, con aquella imagen de los periodistas en la puerta de la que era nuestra casa, con esos tres micrófonos no se me olvidará nunca. Qué diferente era la situación... Bajé la vista algo llorosa hasta mi pequeña que dormía ajena al jaleo que había a su alrededor y mi subconsciente viajó a aquel día.

Flasback
Jueves 31 de marzo de 2005

Suspiré profundamente llevándome las manos a la cabeza para apartar el pelo de mi cara. Agarré de nuevo el calendario que estaba sobre la mesa y conté los días obsesivamente como llevaba haciendo ya varias horas esa tarde. Nada me cuadraba y la palabra cáncer, se estaba empezando a colar por mi mente.

Sueños rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora