They've finally come true

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París 10:37

En cuanto salimos al pasillo, sus dedos se entrelazaron con los míos, y lo miré sonriendo antes de posar un cariñoso beso en su mejilla. Agradecí infinitamente el anonimato que nos daba el estar fuera de España, donde habría resultado misión imposible ir agarrados de la mano en un hotel y no tener a media plantilla de cada revista del corazón persiguiendonos.

Cuando llegamos a la puerta del ascensor, me soltó la mano y se colocó a mi espalda antes de notar como cubría mis ojos con un pañuelo, que me impedía ver absolutamente nada.

-¿Qué haces?-le pregunté sorprendida soltando una risita nerviosa y colocando mis manos sobre las suyas para que no se separara de mi lado.

-Estate tranquilita que en un segundo lo verás...-me susurró contra mi espalda, antes de notar como me abrazaba por la cintura y posaba un delicado beso sobre el tatuaje de mi nuca. Escuché la campanilla que anunciaba que el ascensor acababa de llegar y David se separó de mi espalda dejándome una sensacion de frío al no notarle a mi lado.

-Daviii, no me sueltes! Que me da yuyu no ver nada. -empecé a mover los brazos a mi alrededor hasta que conseguí atrapar una de sus manos.

-No te preocupes, que no te suelto...-se colocó delante de mi y posó un cariñoso beso en mi mano antes de entrelazar nuestros dedos y dirigirnos al ascensor. Noté como las puertas se cerraban y poco después sentí el cuerpo de David aprisionar el mío contra la pared. Sus manos se anclaron en mis caderas, y pude notar su sonrisa socarrona contra mis labios antes de que me besara. Sus besos lentos, consiguieron encender mi cuerpo en cuestión de segundos, y no pude evitar que mis manos se engancharan a los rizos de su cresta hasta conseguir atraerlo todo lo que pude hacia mi cuerpo. De mi garganta salió un gruñido involuntario cuando dejó un último pico sobre mis labios justo cuando el timbre del ascensor anunció que habíamos llegado a donde fuera que me había llevado.

-Ven...-me susurró dulcemente todavía  contra mis labios antes de volver a agarrar mis manos y guiarme fuera del ascensor. Noté el frío de la noche de febrero contra la piel de mi cara, tan solo unos segundos antes de que fuera sustituido por una sensación de calidez, supongo que debido a algún tipo de estufa. Volví a notar como me soltaba la mano para dirigirse a mi espalda para desatar el pañuelo que me tapaba los ojos.

-Relajate muchacha, que tienes más tensión en el cuello que el día de la final de OT. -solté una pequeña carcajada a la vez que dirigía mis manos hacia las suyas para ayudarle a desatar el pañuelo. La tela abandonó mis ojos a la vez que notaba como dejaba un cariñoso beso sobre mi nuca. Tuve que parpadear un par de veces para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad de la noche, solo rota por la cantidad de velas que alumbraban la terraza donde me había llevado. Presidiendo el centro del espacio, una mesa con varios platos de comida que olía maravillosamente bien, y unas cuantas botellas de champagne, como recordandonos que estábamos en París. Mi mirada se levantó entonces de la gran mesa central y mis ojos se abrieron como platos al contemplar las vistas aéreas de la imponente ciudad del amor. Millones de pequeñas luces alumbraban las calles fundiendose con las estrellas que adornaban el cielo totalmente despejado esa noche. -La ciudad de las estrellas- pensé para mi misma, y la letra de una canción que había escuchado en una película la semana anterior ocupó mi mente.

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Sueños rotosWhere stories live. Discover now