Capítulo 1: tonto.

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San Valentín. Un día irritante para muchos, un día que celebrar para otros, un día indiferente para los demás. O bien un día comercial como cualquier otra fiesta absurda inventada por los grandes centros comerciales. Como sea, él es una de esas personas a las que le es totalmente indiferente que no lo celebra ni se entristece por no poder celebrarlo. De hecho sí que podría celebrarlo y de algún modo tendrá que hacerlo. Su pareja es demasiado tradicional para algunas cosas, y lo que a fiestas refiere aún más. Debería agradecer de todas formas que la gente se tome ese día tan a pecho y que regalen cosas poco originales como bombones.

Desde pequeño ha ayudado en el negocio familiar: una pastelería, así que todos los 14 de Febrero hacen record de ventas. Venden pasteles y bombones caseros, hechos por las manos de una madre experta en consentir a sus hijos. A la gente le encantaban y a ella le encanta hacerlos, ¿así que por qué no aprovechar ese talento? El problema está en que cada catorce de febrero se queda solo en la pastelería ya que sus padres salen a celebrarlo. Qué bueno es tener a un hijo a quien poder dejarle la tarea. De todas formas no se queja, le encanta trabajar allí y robar algún que otro bombón. La gente se ve ilusionada con los regalos de San Valentín y eso de alguna manera le alegra el día, sabiendo que le espera una bronca por no haberse acordado de comprarle nada a su pareja. Le llevará alguna tarta, pero quizás cante mucho que sea producto de su madre.

Un chico rubio entra en la tienda y lo reconoce de inmediato. Sonríe cuando ve que el muchacho lo hace. Vino ayer a encargar una tarta para su novia personalizada ya que San Valentín coincidía con el cumpleaños de la chica.

-Un momento.

Jimin entra en la "fábrica" de su madre para buscarlo, por supuesto, aunque él sepa hacer alguna cosa con una masa, nunca será tan experto como ella, por eso ayer último cada pastel para que él solo tuviera que venderlos cuando llegara su comprador. Incluso está empaquetado y envuelto, quizás no sean solo los pasteles lo que atraen a la gente hasta allí.

Sale de nuevo ante el chico rubio que ojea algunos pasteles del escaparate. Jimin sonríe una vez más llamando su atención con una tos débil que pretende ser disimulada.

-Aquí tienes- lo deja sobre el mostrador-. Y de regalo de la casa...- busca en las cajas que tiene a sus pies y saca la mejor rosa que encuentra poniéndola sobre el pastel encadenado-. Feliz San Valentín.

-¿Ni siquiera me pides el recibo?

-Me acuerdo hasta de tu dedicatoria- Jimin sonríe un poco más.

El muchacho le devuelve la sonrisa mientras Jimin busca una bolsa donde meter el paquete, se lo da ya totalmente listo y el rubio sale de allí realmente agradecido. Solo cuando ya ha salido de la tienda ve que se ha dejado la rosa sobre el mostrador y, según órdenes estrictas de su madre, no debe haber más rosas que pasteles o si no le castigará. Da igual que tenga 21 años. Así que con la rosa en la mano, sale casi corriendo del mostrador y de la pastelería para alcanzarlo, afortunadamente se ha detenido en un cruce y puede alcanzarlo perfectamente.

-Se te olvidaba.

El chico se gira sorprendido y una tierna sonrisa adorna su rostro cuando ve la rosa y distingue a quien se la ofrece. Para quien no sepa de qué va el asunto puede resultar un tanto raro, pero no es que le importe mucho lo que piensen los demás.

-Oh, gracias.

-A ti y vuelve pronto.

Una última sonrisa adorna el rostro del muchacho antes de que se dé la vuelta. Jimin vuelve a la pastelería, ha sido también irresponsable por su parte dejarla sin atención. Pero se detiene cuando escucha un frenazo y a gente escandalizada. Se gira de nuevo a tiempo de ver como un conductor alterado se baja del coche para atender a un chico rubio tendido en el suelo, ahora inconsciente.

No es de su incumbencia, no lo conoce de nada y sabe que no debería estar aquí. Pero se siente culpable, él le distrajo, él le hizo que se olvidara momentáneamente del cruce y que después cruzara sin ni siquiera mirar, él y su estúpida rosa. ¿Qué más daba no entregarla? Ahora no solo ya no importa si no que han atropellado a un chico por culpa suya. Su madre lo matará, ese será su castigo.

Así que cerró la pastelería- ¡el día de San Valentín!- y se fue al hospital para interesarse por el estado del muchacho, no le tranquilizó par nada saber que estaba en estado crítico y que probablemente caería en coma. Vale que él no iba al volante, ¿pero que importaba una rosa? Apoya la cabeza en la pared y suspira profundamente. No puede hacer nada por él pero de alguna forma sabe que su sitio está allí.

Lo peor de todo es que no llevaba ningún documento que lo identifique. Solo dio dos iniciales para recoger el pastel y no dio tampoco el nombre de su novia. No pueden avisar a su familia por que no llevaba ni un mísero móvil. ¿Quién sale hoy en día a la calle sin teléfono? Así que está allí, casi en coma, en el hospital y solo. Bueno, solo no, el conductor que lo ha atropellado y el pastelero idiota que le dio una flor como "oferta" están en la sala de espera, uno preocupado por las repercusiones legales y el otro porque sus remordimientos así se lo exigen.


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¡¡Hola!! he vuelto con otra adaptación de Winy9, espero que les guste, denle mucho mucho amor ♥

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Coma || YoonminWhere stories live. Discover now