Capitulo 5

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LAS RADIOGRAFÍAS confirmaron lo peor. Monica tenía dos fracturas en la

pierna derecha y, según las explicaciones del médico al cargo de la unidad de

urgencias, necesitaba entrar en quirófano. De modo que no podría regresar a casa

hasta pasados un par de días. '

Jeanie telefoneó a Ward varias veces para ir informándolo del resultado de las

pruebas y cuando devolvieron a Monica a la habitación, todavía anestesiada después de

la operación, la noche empezaba a ceder el paso a los primeros rayos del día.

De alguna manera, aunque no tenía muy claro cómo, Jeanie había acabado

prometiéndole a Monica que se encargaría de los preparativos de la fiesta de

cumpleaños y de la organización de la fiesta en sí. Ya vería a su familia el fin de

semana siguiente, le había asegurado a la asistenta.

-Voy a casa a echarme un par de horas -le dijo a Ward cuando lo telefoneó por

últimá vez-. Pero volveré luego para cocinar algo y preparar la tarta de Bobbie. Y el

domingo te ayudaré con la fiesta -añadió.

Tal vez no la amara, pero estaba decidida a aprovechar ese fin de semana y

saborear cada segundo en compañía de Ward para poder recordarlo el resto de su

vida.

-Iremos a recogerte -contestó este, agarrándose al ofrecimiento, sin importarle

que Jeanie fuera a verse obligada a trastocar sus planes de ese fin de semana.

Pero le daba igual. Por alguna razón, de forma milagrosa, compartiría un fin de

semana especial con él. De hecho, después de que el elegante Mercedes de Ward

aparcó frente a su casa horas después, tras haber acudido al hospital para asegurarse

de que Monica se estaba recuperando bien de la operación y los efectos de la

anestesia, Jeanie descubrió que no compartirían parte del fin de semana, sino el fin de

semana entero.

-No tiene sentido que estés yendo de una casa a otra cuando tenemos una

habitación de invitados libre -dijo él con decisión, secundado con entusiasmo por

Bobbie-. Debes de estar agotada después de anoche. Yo lo estoy.

Pero no lo parecía, pensó Jeanie. Estaba irresistible. Salvo el día que estaba con

gripe, nunca lo había visto con ropa informal. E incluso en aquella ocasión había estado

cubierto por una manta enorme, rodeado de papeles de trabajo, negándose a meterse

en la cama como habría hecho cualquier otra persona.

Ese día, en vez de los trajes que solía vestir en el trabajo, llevaba unos vaqueros

y un jersey gris bajo una chaqueta negra de cuero que, en conjunto, habrían deshecho

a cualquier mujer. Hasta el pelo parecía diferente, con algún rizo caído sobre la

frente, suavizando el peinado riguroso de la oficina.

Aunque lo de llevar el pelo enmarañado debía de ser a causa del tiempo, pensó

Enamorada del Jefe +++ TERMINADA+++Where stories live. Discover now