1.- Nueva en la clase

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Vuelvo a desbloquear el teléfono de nuevo y miro la hora. Solamente han pasado dos minutos desde la última vez que lo he desbloqueado. Levanto la vista, el profesor Johnson, profesor de biología, sigue hablando sin parar. Debe de tener una capacidad pulmonar impresionante para conseguir hablar durante tanto tiempo...

Me encojo de hombros y le echo un vistazo a la clase. La mitad de los alumnos están distraídos o hablando. Los de la primera fila están cogiendo apuntes como si la vida les fuera en ello y los de la última fila, como yo, están casi dormidos. Menos Malec, el chico que se sienta frente a mí, ese siempre está dormido. Todos los pupitres están situados por parejas, de modo que es sencillo hablar sin que los profesores se den cuenta.

Miro la mesa junto a mí. Vacía desde que comenzó el trimestre. Soy la única de toda la clase que no tiene compañero, pero por alguna razón nadie se mete conmigo por ello así que está bien. A demás, estoy al fondo de la clase, junto a la ventana, así que no necesitó a nadie con quién hablar.

-Para mañana, escribir un reportaje completo de como los viruses y las bacterias son capaces de...- Continúa el profesor de biología con ímpetu. Vuelvo a desbloquear el móvil, esta vez hay un mensaje de Andy, mi novio.

<< ¿Has salido ya?>>

Vuelvo a mirar al profesor que sigue hablando sin parar y le escribo de vuelta.

<<No, J aún no se calla. >>

<<Joder, pues date prisa. >>

Pongo los ojos en blanco. Como si fuera mi culpa que el profesor no nos deje salir aún... Suspiro. Andy está enfadado, alguien le habrá molestado y ahora estará echando pestes por todas partes. Qué bien...

Empiezan a escucharse pasos y conversaciones adolescentes al otro lado de la puerta, en el pasillo. El profesor mira la hora, frunce los labios y cierra el libro. ¡Gracias a dios! Cierro mi libro, meto todos los bolis en el estuche y cierro el cuaderno que apenas he usado hoy, mientras Johnson sigue hablando. Abro la mochila y tiro todo dentro casi sin cuidado, hoy quiero salir de aquí rápidamente.

Generalmente suelo prestar atención en clase e incluso suelo ser la última en salir, pero hoy no tengo el día... Mientras preste atención mañana no debería haber ningún problema. Con ese pensamiento me pongo la mochila al hombro y salgo de clase. Bajo las escaleras al primer piso, donde Andy suele esperarme.

Veo su pelo rojo a distancia, está dándole golpecitos a la pared con la palma abierta, un gesto de irritación en Andy. Si, definitivamente alguien le ha molestado. Me pongo frente a sus ojos negros. Tiene la piel blanca salpicada por unas tenues pecas que apenas se diferencian de su piel, y unos labios finos con un color rosa pálido. Es varios centímetros más alto que yo así que mantengo la barbilla levantada para mirarle a la cara.

-Ya era hora.- Dice arisco, separando la espalda de la pared bruscamente y obligándome a retroceder.

-¿Qué te pasa?- Le digo ajustando mis pasos a sus grandes zancadas. Caminamos rectos por el pasillo blanco junto con el resto de estudiantes. No alcanzo a ver la puerta de salida, solo veo mochilas y cabezas que se mueven. Empiezo a notar el frio que entra por la puerta abierta.

-El gilipollas de Arthur, eso me pasa.- Abre las puertas dobles y sale rápidamente, el frio de principios de enero me abraza y me cierro la chaqueta como puedo mientras sigo a Andy. El sigue bajando las escaleras que llevan a la calle de dos en dos. Yo agarro la puerta antes de que me dé en la cara y me esfuerzo por llegar hasta él. ¡Maldita sea, espérame!

-¿Que ha ocurrido?- Resopla y me clava la mirada sin dejar de andar rápidamente.

-¿Tu qué crees?- Me dice con tono agrio. Frunzo los labios mientras le mantengo la mirada un poco. Andy siempre es desagradable pero se está pasando. El se pasa la mano por el pelo antes de hablar de nuevo.- Lo siento Mana, es que estoy falto.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora