67. Final - Parte 1

496 43 1
                                    

- Ahora me toca a mí lavarte. - Le digo. Paso la mano por el suelo hasta que encuentro el bote, me echo un poco y hago espuma con las manos antes de empezar a masajearle la cabeza.

- Se supone que te tenía que cuidar yo.

- Durante todo este tiempo tendría que haberte cuidado yo, así que dejémoslo en empate. - Me quedo pensativa, en realidad, no es un empate. Yo le debo mucho.

- Eh. - Me dice Manna llamando mi atención.

- ¿Que?

- Te quiero. - Me dice. Mis manos se congelan en su cabeza. Las bajo recorriendo el arco de sus orejas con los pulgares.

- ¿Porque? - Mi voz suena terrible, jamás la había escuchado así. Como si intentara sonar dura, pero en realidad sonara frágil y a punto de romperse.

- Porque te quiero. Aunque me lo preguntes, no lo sé. Pero lo siento aquí. - Dice poniendo la palma de su mano sobre mi corazón.

- ¿Sigues sintiéndolo? - Coloco mi mano sobre la suya.

- Por supuesto. - Dice. No le respondo, y cuando nota mi silencio busca mi cara con sus manos. Descubre las lágrimas en mis ojos, pero sé que las confundirá que con agua de la ducha.

- ¿Estas llorando? - Abro mucho los ojos. ¿Cómo lo ha sabido? No estoy haciendo ningún sonido. Entonces... ¿Como? - No llores, no sé qué te ha pasado. Ojalá hubiera estado ahí contigo. Pero no dejes que esto te rompa, por favor. - Dice abrazándome y apretando su cabeza contra mi pecho.

Le acaricio la cabeza y sigo limpiándole la cabeza.

- Yo jamás me romperé. - Digo mientras le enjuago el jabón de la cabeza. Nos quedamos abrazadas mientras el agua continúa cayendo.

- ¡Que idiota! - Musita. - Tus heridas, ¿te duelen?

- No... - Apenas empiezo a hablar cuando empiezo a toser. - No te... - Vuelvo a intentarlo, pero otro ataque de tos me interrumpe. Manna apaga el agua. Yo la alejo un poco, me encorvo para toser. Pongo la mano en la pared mientras intento respirar. Escucho las pisadas de Manna alejarse. Un fogonazo me hiere los ojos. Manna está al otro extremo del baño totalmente desnuda y húmeda, con susto en los ojos. Pero yo no puedo dejar de mirar los puntos en su abdomen.

- Ma... - Otro ataque de tos me obliga a encorvarme. Manna no tarda en ponerme una toalla alrededor de los hombros.

- Tranquila, no hables. - Dice mientras me seca. Pero ella esta desnuda y mojada.

- Te vas a en... - Continúo tosiendo.

- ¡No hables! - Me dice. Pero yo me quedo mirando la mano que he puesto sobre mi boca.

- ¿Es sangre? - Dice Manna mirando mi mano. Vuelvo a sentir ganas de toser, pero más acentuadas, giro todo mi cuerpo y me agacho cuando noto como voy a vomitar. Pero no es vómito, es mucho más escaso y color escarlata. Sangre.

- Ponte esto. - Me dice Manna dándome una bata de hospital. Por suerte es fácil de poner porque no puedo dejar de vomitar pequeñas cantidades de sangre. - Voy a avisar a alguien. - Me dice Manna poniéndose una bata igual y saliendo del cuarto de baño.

- Dios mío. - Escucho. Es Jayden. No tarda en ponerse junto a mí y recogerme el pelo. Tranquila, Manna volverá pronto.

- Jayden, lo siento. - Soy capaz de decir antes de toser y volver a vomitar.

- Ya hablaremos sobre eso. No digas nada, intenta respirar pausadamente.

Manna no tarda en volver junto con un hombre con bata y una mujer mayor.

- Por favor, salid todos. - Dice la mujer. El hombre mayor se acerca a mí, observa la sangre que hay en el suelo de la ducha.

- ¿La cantidad que echas es grande o pequeña? - me pregunta. Levanto una mano temblorosa y le muestro los dedos pulgar e índice con poca separación entre ellos. El hombre asiente. saca una especie de boli, que resulta ser una linterna.

- Intenta, aguantar unos segundos. - Me dice levantándome la cara. Abro la boca. Tengo que girar varias veces la cara para no echarle la sangre encima.

- Necesito tocarte el vientre. - Me dice. - ¿Puedes tumbarte?

La señora mayor pone toallas en el suelo, donde no está mojado y me dedica una pequeña sonrisa. Pone una toalla sobre mis muslos antes de levantarme la bata hasta el pecho. El hombre, imagino que será médico, empieza a apretarme el vientre por varias zonas.

- No parece que sea intestinal. - Dice. - Tómale las constantes, ponle un suero con Vitamina K. - Mira a la enfermera y le susurra. - No se que le pasa.

La mujer asiente y se acerca a mí. El medico sale de la habitación.

- Me llamo Rosa, y seré tu enfermera. He traído esto, por si necesitas vomitar más. No lo tires, así el medico puede ver la cantidad que hay.

Asiento con la cabeza. La mujer me ayuda a levantarme.

- Te vamos a ingresar, ¿vale? - Asiento de nuevo. La habitación empieza a moverse un poco. Por suerte casi estamos en la cama. Lo último que veo es a Jayden y a Manna venir corriendo.

La chica nuevaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें