teacher | treinta y ocho

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Uno no se da cuenta de sus pecados hasta que llega el día en que son juzgados.

Como si su mirada inquiriera algo en la mía desde la lejanía, me perseguía la amenaza, como si en verdad lo tuviera frente a mí; como si los miles de kilómetros que nos separaban se acortaran a simples metros, centímetros quizá. Era realmente gracioso que con un solo mensaje que ni siquiera explicitaba su mensaje, consiguiera que la culpa de haberme fijado mínimamente en alguien más me cayera encima como agua fría. Pero es que cuando JungKook hablaba conmigo, parecía un confesionario obligado.

Mientras tecleaba una nerviosa respuesta (sin siquiera esperar que terminara de formular su segundo mensaje), tragué en seco y asumí que así como me había puesto de lo más intranquila y angustiada, también había hecho que ese calor que antes me daba su cuerpo cuando me abrazaba, se hiciera sentir en mis mejillas. Y es que tenía razón en su mensaje, desde niños la palabra celos era algo que él sentía por mí sin caber duda alguna. Siempre habíamos sido él y yo, solamente él y yo. La soledad era un concepto que JungKook conocía muy bien, porque a pesar de haber podido tener a los amigos que quisiese por ser únicamente quien era, continuamente me buscaba a mí. Y siempre pretendió que me atara a su soledad, aunque lo negase. La manera en la que mi nombre y todo lo que me concernía era prohibido para otros niños... toda su niñez hablaba por sí misma. Sin embargo, esa soledad no era ni gris, ni triste, ni lamentable; porque denotaba que un poco egoístamente, yo había sido suya y tal vez, él había sido mío.

"¿Qué es lo que te hace decir eso...?"

Rogué porque JungKook no se tratase de alguna clase de ser omnipotente que todo lo sabe como para enterarse del episodio de hoy, y que la respuesta no llevara a alguna clase de pelea por lo antes dicho. Porque un sexto sentido me decía, no, me gritaba, que se había enterado de algo. Pero la palabra "algo" podía ser tanto y nada al mismo tiempo.

"Preferiría llamarte, si es que no te importa."

Y entonces, sin siquiera dejarme contestar vía textual, mi tono de llamada se hizo oír en mi habitación. Era realmente injusta la manera en la que él podía jactarse de llamarme cuando quisiese pero yo no a él; aunque podía contentarse aún más por la manera en la que contesté, no sabía realmente que con pequeños actos estaba entregándole como consciente en un sobre dorado el control sobre mí, sobre mis actos, mi subconsciente. Podía decirse que no vivía para mí, sino para él. Así fue como respondí la llamada con el corazón en la garganta y un nudo en el estómago. Las palmas de mis manos sudaban dejando a la vista que la inercia no era precisamente lo que corría por mis venas cuando me llamaba.

—¿Hola? –hablé como dudando de qué debía decir realmente, o qué iba a decir él. Aclaré mi garganta inmediatamente, pues mi voz había salido un tanto quebrada. Escuché un suspiro risueño del otro lado de la línea, provocándome una sensación parecida a la de un escalofrío.

—¿Acaso tienes miedo de hablar conmigo, YoungSoo? –indagó como burlándose, era su gran manera de comenzar una conversación. No estaba viéndolo, sin embargo, fue como si lo tuviera enfrente de mi. Muy a pesar de que su voz sonara exactamente igual que siempre, me resultó similarmente dulce, igual de interesante y profunda, como mi sonido favorito en este planeta, el mismo que erizaba mi piel y cosquilleaba en mi estómago. Estúpidamente, me hallaba extrañando ese tono condescendiente y malévolo a la vez.

—No, para nada –me apresuré a excusarme, negando con la cabeza como si fuese a observarme, como si pudiese percatarse de mi nervioso gesto–. No es eso –insistí y rió con la garganta. El otro lado de la línea era tan callado, no había bullicio alguno además de su respiración normal y tranquila. ¿Era la única a la cual se le desestabilizaba hasta la respiración al hablar con el otro?

teacher | jeon jungkook +18Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz