Al día siguiente.

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Aquella noche, Bill había dormido mejor que en todo el resto del año. Quizás después de haber vencido a Eso, había podido arrancarse una espina dentro de sí mismo, y aunque seguía triste por Georgie, había comprendido que quizás de no ser por eso, jamás se podrían haber unido los perdedores, y si los perdedores no se hubieran unido, muchos más Greogies habrían sido asesinados. Cuando llegó a casa, notó a sus padres algo distintos, como si, sin saberlo, también estuvieran aliviados por la desaparición de Eso. Bill no hizo mucho más aquella tarde, no quiso llamar a nadie, ni hacer nada más que estar tirado en la cama. Por primera vez en todo el verano, se sentía verdaderamente de vacaciones.

A la mañana siguiente, Bill despertó como si hubiera estado dormido durante años. Sentía que quizás todo lo que pasó en aquel espantoso año no había sido otra cosa que obra de su subconsciente, pero de haberlo soñado todo, esa mañana estaría Georgie en su habitación, despertando a Bill para que fueran a jugar afuera.

El chico se levantó, y cogió ropa para vestirse. Quería ir a ver a sus amigos, hacer cosas con ellos, cosas de niños en pleno verano. No había tiempo que perder, se puso una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones cortos beige. Saludó a su madre, le sorprendió verla tocar el piano. No lo había hecho desde la muerte de Georgie, y aquello le despertó un sentimiento de nostalgia.

Salió de casa, al primero a quien llamó fue a Eddie, que estaba en la puerta, arreglando su bicicleta.

-Joder, Bill, ¡Mira cómo se ha quedado!- Exclamó, señalando al manillar que estaba totalmente torcido.

-H-Hola Eddie. Veo que andas en problemas.

-¡Claro que ando en problemas! Esta bici apenas tiene unos meses, ¡Y mi madre no va a comprarme otra después de...! Bueno, de haber dicho que las pastillas que tomaba no me servían de una mierda.

-Vaya, Eddie. Creo que alguien v-va a tener que pasar el r-resto del año hasta Navidad caminando.- Bromeó Bill.

-¡Ni lo menciones! Es una mierda, ¡Una mierda total!

Bill convenció a Eddie de salir a hacer algo por Derry, y aunque al principio no estaba muy animado, pensó que estaría bien hacer algo divertido después de todo lo que había pasado. Su siguiente parada les llevó hasta la casa de Richie, pero como nadie respondía al timbre, pensaron que tenía que estar en los recreativos. Y dieron en el clavo, pues allí estaban Richie, Stanley y Mike jugando a Street Fighter.

-¡Anda! Mira quienes han venido a hacernos una visita.- Dijo Stanley.- ¡Eh, chicos! ¿Me oís?- Señaló refiriéndose a Mike y Richie, que estaban tan metidos en el juego que no escuchaban nada que estuviera fuera de la pequeña pantalla.

-¡Calla!- Gritó Richie.

Bill y Eddie entraron en la sala, donde estaban sus amigos. Mike dejó el juego para saludarles, a lo que Richie respondió con un manotazo en la mesa.

-¡Mierda! ¿Te rajas? ¡Oh, hola tíos! ¿Cuanto tiempo lleváis aquí?

Los chicos pasaron un tiempo hablando de cosas de chicos, y de algunas otras de más mayores. No se movieron de los recreativos, y allí plantados pasaron unas horas, hablando, bromeando y riendo. Tocaron muchos temas de conversación diferentes, pero en ningún momento mencionaron a Eso, ni hablaron de que hacía tan sólo un día que se habían enfrentado a la misma muerte. Entonces se hizo la hora de comer, e invitaron a Beverly y a Ben a una hamburguesería que había abierto hacía bastante poco. El ambiente que se respiraba era alegre, infantil, hasta que uno de los chicos sacó el tema, y entonces se produjo un silencio durante unos cuantos segundos.

-¿Y si resulta que Eso no está muerto?

Perdedores - ITWhere stories live. Discover now