La noticia.

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Aquel objeto que golpeó la ventana de Bill era una piedra del tamaño de su pulgar. El chico se asustó, pero luego miró por la ventana ya que supuso que se trataría de alguno de sus amigos.

Era Beverly.

-¿¡Qué haces ahí!?- Exclamó Bill. Estaba sorprendido.

-Se me ocurrió hacerte una visita, ¿Está acaso mal?- Dijo, y sonrió.

-E-Espera, ahora bajo.

Bill se puso los pantalones, estaba en calzoncillos, y deseaba que la chica no lo hubiera visto. Bajó corriendo, dando saltitos entre escalón y escalón.

-Y-Ya estoy aquí.

Beverly saltó sobre Bill, y le dio un abrazo.

-¿Q-qué ocurre, Beverly? P-pareces preocupa-pada.

Beverly trató de disimular la mueca de preocupación en su rostro con una sonrisa, de esas que enamoraban a Ben, pero falsa. Bill esto lo notó, y continuó insistiendo.

-Me lo puedes c-contar. Si quieres.

-Verás, Bill... Esto... He hablando con mi tía. 

-¿Y?

-Me voy a ir de Derry.

Bill se sorprendió al oír aquello. De alguna forma estaba feliz. Conocía la situación de Beverly, y lo que más quería es que se alejara del monstruo de su padre, sin embargo, pensar en que no volvería a verla en a saber cuanto tiempo, era algo que le dolía mucho.

-Pero e-eso no es malo.- Respondió.- Ya no tendrás que a-aguantar a t-tu p-padre.

-Ya pero... Os voy a echar de menos.- Su mirada era pura, inocente, casi como la cara de un niño pequeño cuando trata de esconder sus lágrimas. 

Le recordaba a Georgie.

-V-vamos. Será mejor para t-ti, y seguro que nos v-volveremos a ver.- Continuó para animarla.

-Es cierto, eh...- Volvió a abrazar a Bill.- Gracias.

Beverly se fue, y Bill entró en su casa con un amargo sabor de boca. Le gustaba Beverly, y creía que a ella le gustaba él, pero ahora que iba a irse, no había nada que pudiese hacer. Regresó a su habitación, donde continuó pensando sobre muchas cosas: Bev, los perdedores, y Eso.

Después de un tiempo se le ocurrió una idea. Sabía que ellos juntos eran los únicos capaces de enfrentarse a Eso, y que solo ellos podrían derrotarlo.

Después supuso que sus amigos no querrían hacerlo, que no querrían hacer el pacto. Pero estaba equivocado...

Perdedores - ITWhere stories live. Discover now