El payaso.

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Las sombras aún atormentaban Derry. Mike despertó, y se llevó una desagradable sorpresa: Fuera estaba oscuro. Salió de casa convencido de que algo extraño estaba pasando, y no estaba equivocado.

Una nube de humo negro tapaba el sol, un humo que salía de las casas de Derry, que ardían. Las llamas eran tan altas que casi tocaban el cielo. Mike corrió, entre las calles de la ciudad, y de pronto se encontraba frente a los Barrens. No sabía cómo había llegado ahí, y no le importaba, pues tenía que encontrar a sus amigos. Dio la vuelta y volvió a encontrarse de cara a los Barrens. Sin pararse a pensar, volvió a esquivarlo, pero fue inútil: Mike estaba atrapado.

Una aguda sonrisa se escuchó desde el interior de las alcantarillas, y en cuestión de segundos unos ojos amarillentos brillaron en la oscuridad. Bill saltó hacia atrás, pero chocó con algo... Era Pennywise, pero no el Pennywise que conocía. El payaso estaba sucio, agrietado. No llevaba maquillaje, y tenía los ojos oscuros, profundos, y muy grandes. Su impecable traje plateado ahora estaba destrozado, y de él colgaban hilos de ropa.

Comenzó a sonar una melodía ensordecedora, y Pennywise le agarró por el cuello. Eddie pataleaba pero resultaba imposible liberarse del monstruo. Comenzó a notar que le faltaba el aire, y más tarde sintió un leve hormigueo en los dedos de los pies. El payaso reía con fuerza, pero no parecía una risa divertida, sino más bien un ahogado grito de furia. Las pupilas del monstruo aumentaron dos tallas, y comenzaron a crecer uñas muy puntiagudas en la mano con la que no estaba sujetando a Beverly. 

Atravesó el estómago del pobre Ben con sus garras, haciendole expulsar un chorro de sangre por su boca. La deformada cabeza de aquella mujer se puso a unos centímetros de la del chico.

-¿¡Créeis que estoy muerto!?- Gritó al pobre Stanley.- ¿¡CREES QUE ME HAS MATADO!? 

El corazón del chico latía a mil por hora. La voz de aquella horrible mujer deforme era ronca, chillona y sobretodo espeluznante. Abrió la boca, dejando ver la hilera de afilados dientes que tenía, y se lanzó contra su cabeza.

Richie despertó, sudando a mares y con los ojos llorosos. También lo hicieron Mike, Beverly, Eddie, Stanley, Bill y Ben. Aquella noche todos habían soñado con Pennywise, y aunque no lo supiesen del todo una oscura amenaza se cernía sobre Derry. Aquella noche soñaron con Eso, pero fue la Tortuga quien lo había provocado: Algo andaba mal.


Perdedores - ITWhere stories live. Discover now