Sin consuelo

19 4 0
                                    

Sonará cruel, pero si se trata de ti, no me importa.

Porque es regocijante, ver tu llanto contenido, y que sientas que estas sola, como yo siempre me he sentido.

Escucho tus sollozos, por sobre el barullo de nuestras vidas, y me embarga el impulso de ir y abrazarte, de decirte... que todo está bien, y que mañana... será un mejor día.

Dar consuelo, supongo, es algo instintivo en las personas. Por lo menos, así lo siento yo.
Pero me contengo, callo y te miro.
Y siento la satisfacción de ver tu espíritu herido... Como tantas veces yo, por su culpa, lo he sufrido.

Y no mentiré. Se me seca la garganta al no hacer nada, y seguir escuchando, entre el ruido, tú llanto.

Pero me puede la avaricia... el egoísmo.... El mundano placer de observar el karma trabajando.

Y a él no le importa.
Pasa de ti, como lo ha hecho por años.
Pasa de tu rostro. De tus palabras. De tu llanto.

Pasa del dolor en tu corazón, que él mismo ha provocado.

Oh vaya ¿y si te dijera que es lo mismo que ustedes me han hecho desde hace tanto?

Duele ¿no es así?

Saber que las personas a tu alrededor. Las más cercanas, a quienes les dedicas tu vida... pasan de ti como si no fueses más que una carga.

Duele ¿no es así?

Me gusta saber que ahora lo comprendes.

...

Y de nuevo empiezas a farfullar para ti, reprochas su actuar, te reprochas a ti por lo errores de antaño, que no supiste confrontar.

Y es allí cuando yo debo rezar para que lo sigas murmurando. Para que él no te escuche, y así, no rompas la delgada barrera tácita entre ustedes.

¿Sabes por qué me importa?
¿Por qué llevo años arreglando sus destrozos? Y cubriendo las heridas con pequeñas cintas. Y tapando el sol con un dedo.

¿Sabes por qué me esfuerzo por mantener esta débil balanza, con pesas colgando de frágiles hilos? ¿Por qué procurar nuestro castillo de naipes en medio de vientos tempestuosos, al limite de convertirse en un huracán?

Porque es mi equilibrio el que está en juego. Mi estabilidad. Todo por lo que me he callado el dolor y la tristeza tantos años. Todo por lo que he trabajado, soportando golpes, desprecios, injusticias y malos tratos.

Tú simplemente no vas a arrebatarmelo... No, hasta que este lista para desprenderme de ustedes, y sea yo misma quien golpee el primer dominó.

Si fuiste cobarde para dejar pasar las décadas, para callar y dejar pasar los errores de ambos; afronta ahora las consecuencias de tus actos.

La vida que tu misma te has creado.

Yo llegué cuando todo ya estaba jodidamente mal. Y no fue mi culpa. No fue mi decisión.

Pero decidí luchar por mí misma. Por mi bienestar. Por lo que yo quería.

Tú simplemente... no vas a arrebatarme todo eso... Madre.

DesahogueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora