Ya no soy un esclavo del temor

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Hoy me gustaría escribiros sobre un encuentro bastante personal con Dios que experimenté el domingo pasado en la iglesia.
...Era un domingo normal y yo fui a la iglesia como siempre en pantalón vaquero y camisa negra con el logo de la NASA (esa camisa me trae enamorada 😍) bueno, todo esto sobra. [pero aprovecho para dejaros claro, si hay alguno perdido. ¡No! ¿Por que para la sociedad las chicas cristianas tienen que ir con falda a todos lados? / y si eres de los cristianos que exigen falda pues no, yo no soy así]

Solo os quiero decir que experimenté algo que no había experimentado nunca. Sí, he sentido la presencia De Dios antes, pero eso no fue nada en comparación con esa tarde.
La alabanza transcurría normal, como siempre. Todo era como siempre. Las mismas personas. El mismo sentimiento. El mismo lugar. El mismo Dios. Y yo, incluso, yo era la misma. Hasta que empezó la introducción de la canción.

Esa misma canción se repitió todos los días del congreso al que asistí este verano. ¿Lo recordáis? Os hablé de él en mi libro 'Whatsapps con Dios' y en la página de mi blog. -os dejo los links en comentarios, aquí 👉🏻👉🏻👉🏻

Esa misma canción hizo que en mí creciera un sentimiento diferente al que había sentido las otras veces al escucharla.

La melodía de la introducción seguía sonando a través de los instrumentos y los de la alabanza.
¿Yo? Sentada en mi banco, no cantaba, no aplaudía, no hacía nada, si me veías por fuera pensarías que estaba aburrida y me quería ir de allí lo antes posible.
Pero no.

Lo que nadie sabe es que.....

Yo ese mismo día por la mañana, le había pedido a Dios algo diferente.
¿Por que? Estaba cansada. Odio la monotonía. Y yo no quería lo mismo. Necesitaba un cambio. Sí, un cambio. Algo diferente. En mí. Física, mental y espiritualmente.

Yo no estaba aburrida y sentada en un banco por el cansancio y ganas de largarme de allí. ¡No!

Al empezar la letra de la canción yo aún sentada en mi banco le lancé una pregunta a Dios, aquí os la dejo:
—¿es verdad que ya no soy una esclava?

Este verano, este mismo verano ya acabado y justo antes del congreso yo había pasado por el peor momento de mi vida y no dudo al escribirlo porque sé que es verdad. Nadie lo supo, ni mi mamá. Pero yo ese mismo julio sentía que no era la Catia de siempre, aparentemente segura. Pasé por lo peor. No sabía lo que era. No sé lo que era, una crisis espiritual, mental, psicológica, cansancio de malos nueve meses,... No lo sé. Aún no lo se.
Estaba mal. Asustada, me atrevería a decir que aterrorizada. Os lo escribí en mi libro 'Cartas al Futuro' estaba pasando por un muy mal momento que lo único que me salvaba era escribir.
Siempre me veréis decir/escribir que cuando más me aferro a Dios es cuando más lo paso peor.
Y sí, es verdad, aún en medio del caos yo estaba ahí pidiéndole a Dios fuerza y seguridad.
Paz, sustento y libertad.
Nadie lo sabía, pero era una guerra espiritual.
Mente y cuerpo no luchaban.
Era contra principado y potestad.
Su gracia y amor era lo único que me acompañaban.

Volviendo a la pregunta:
*¿Es verdad que ya no soy una esclava?*

No hacían falta palabras, ni personas, ni melodía, ni música. No hacía falta nada. La presencia De Dios ya estaba allí. Conmigo. Abrazándome. Llenando cada hueco vacío en mi interior. Envolviéndome.

Más que una cruz.Where stories live. Discover now