Draco

12.4K 766 185
                                    

Caminaba bajo la nieve, mientras que la Hermione de mi imaginación corría por las calles, buscándome después de su confesión. En mi mente, ella no se había parado a cambiarse, ni siquiera había cogido una chaqueta. Simplemente, iba cargada de fuerzas. De repente, me encontraba al doblar una esquina. No decíamos nada. No era necesario. Simplemente, un beso bajo la precipitación de Londres. 

Pero la realidad distaba demasiado de aquello. En el mundo real, yo caminaba hasta buscar un lugar lo suficientemente alejado para poder desaparecerme sin ningún problema para volver a un hogar sin amor. En el mundo real, la castaña seguía en su casa, seguramente preguntándose por qué diantres había dicho lo que había dicho. 

Ya. El mundo real apestaba. Por eso, quería vivir en una fantasía. 

***

—Draco, ¿dónde estabas?— me preguntó mi madre en cuanto llegué. 

—Paseando con Zabini y Parkinson por los garitos de Londres— mentí.

—No debes descuidar tus deberes con el señor tenebroso, Draco...

"Me siento incapaz de cumplir la misión de Voldemort porque... porque eso implicaría que tú saldrías herida". Eso era lo que le había dicho a Hermione apenas unas horas. Y era cierto. Tan cierto como lo era ahora. Después de todo lo que había pasado con ella, no podía seguir ayudando a lord Voldemort. 

—Madre...¿qué pasaría si yo no cumpliese la misión?

—¿Por qué estás dudando ahora, Draco? 

—Porque, en realidad, Hogwarts también es mi escuela. Y pretenden destruirla y asaltarla. Y por mucho que odie a ese viejo loco chiflado, no podría matarlo. Madre, no soy un asesino.

—Cielo, convertirte en asesino sería un mal menor en comparación a todo lo que podríamos ganar. A todo lo que PODRÍAS ganar. Recuperarías el prestigio de los Malfoy. El señor oscuro te consideraría casi como su mano derecha y seguro que buscaría lo mejor para ti. Y, ademñas, si te conviertes en asesino, vivirás. Recuerda, Draco, es o él o nosotros dos. 

—Pero si el señor oscuro fuese derrotado...

—¡Draco!—chilló mi madre, completamente aterrada.— Estás atentando contra quien tú ya sabes. Eso es muy peligroso. ¿¡Has perdido el juicio!?

"Algo así", pensé. Pero la culpa tan solo era mía. Mía y de esa asquerosa sangre sucia por hacerme dudar de todo. 

—Buenas noches, madre— suspiré, con cansancio. 

Mientras subía a mi habitación, dejaba mi imaginación volar. La Hermione de mi mente volvía a hacer de las suyas. Se aparecía en mi habitación y se encontraba sutilmente sentada en la orilla de mi cama, apoyada con delicadeza y tirándose del pelo ligeramente, nerviosa por no saber qué decir. Cuando yo entrase, ella se mordería el labio y diría: "Necesitaba volver a verte". Yo no respondería, porque sabría que todo tenía que ver con nuestra repentina declaración. Y ella se quedaría en silencio, pensando en qué añadir. 

Sin embargo, cuando entré a mi cuarto, me encontré completamente solo. Sumido en una oscuridad fácil de llevar. Me dejé caer sobre la cama descuidadamente, intentando decidir si la Hermione de la realidad haría alguna vez algunas de las cosas que hacía en mi imaginación. No, seguramente no. Pero, ¿acaso eso importaba? Si había conseguido desviar la línea de mis pensamientos, si había conseguido cambiar mi forma de pensar, si había conseguido desmoronar mis prejuicios, ¿qué más daba que no estuviese en mi habitación cada noche?

Me conformaba con tenerla así. A distancia. Me conformaba teniéndola solamente en los encuentros furtivos, sabiendo que yo era el único que conocía sus miedos más ocultos. Llamándola en las calles nevadas del mundo muggle. Besándola en las aulas vacías. Queriéndola con precaución. Fingiendo odiarla. Me conformaba con eso. 

¿Enemigos? | Dramione | ✓Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum