Hermione

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Grité hasta que me quedé sin voz y golpeé la puerta hasta que me dolieron los puños. ¿En qué estaba pensando Draco? ¿Había perdido la cabeza por completo? Me había encerrado y no tenía posibilidad alguna de salir. Aún así, intenté a la desesperada algo.

—Alohomora —conjuré.

La puerta cedió, para mi completo asombro. Sin embargo, no había tiempo para preguntarse por qué había sucedido aquello. Tenía que encontrar a los mortífagos. Corrí pasillo arriba deseando que hubiesen ido en esa dirección. Pronto, oí la voz de Bellatrix.

—Vamos, Draco. Hazlo.

Provenía de la Torre de Astronomía.

—¿Alguna vez te has hablado a ti mismo, Draco? Tú no eres un asesino...

Esa era la voz de Dumbledore. Tenía que llegar ya. Corrí y corrí.

—Ya sé que no lo soy —respondió el rubio. Una pincelada de orgullo me atravesó. Lo sabía. Pero no era tiempo de ablandarse.

—¿Qué haces, niñato? ¿Piensas que puedes matarme? ¿A mí? Expelliarmus. —Esta vez era Bellatrix quien hablaba.

"Vamos, piernas, podéis ir más rápido."

—Tenemos un problema, Snape —dijo una voz que no reconocí—. El chico parece incapaz.

Y, de repente, ahí estaba yo. Entrando a la torre de Astronomía. Todos los ojos estaban clavados en mí.

—¿Granger? ¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó Draco, sin color en la piel.

—Vaya, vaya... Una sangre sucia para divertirnos un poco... —se regodeó la tía del rubio.— Cruccio.

La maldición me dio de lleno. Sentí un inmenso dolor recorriendo todas las partes de mi cuerpo. Tanto que apenas podía pensar. Sin embargo, no grité, no lloré y no caí. Lo único en lo que podía concentrarme era que no podía fallar. Tenía que ayudar a Draco y tenía que impedir la muerte de Dumbledore.

El dolor era tan agudo que dejé de poder ver. Pero sabía que no iba a caer. Agarré mi varita y traté de pensar en algún hechizo, cualquiera.

En ese momento, pasaron muchas cosas al mismo tiempo. Oí cómo Snape conjuraba:

—Avada Kedavra.

Oí una risa.

Y oí como Malfoy gritaba:

—¡Basta!

La maldición cesó. Y una milésima de segundo vi a Draco arremeter contra su tía y a Dumbledore caer por la ventana de la torre. Toda la esperanza me abandanó. Pero aún me quedaban fuerzas y, sobre todo, una razón por la que mantenerme en pie. Tenía que ayudar al rubio.

Apunté con mi varita a la mortífaga y exclamé:

—Flipendo.

Ella salió despedida hacia atrás, cuando alguien me lanzó un Expelliarmus. Perdí la varita de vista y el pánico me inundó. Vi cómo Draco forcejeaba con su tía por recuperar su varita, pero, de pronto...

De pronto...

De pronto...

De pronto, una luz verde salió de la varita de Bellatrix Lestrange. Y esa luz dio en Draco. El cuerpo del chico cayó a un lado inmóvil.

Volví a sentir todo el dolor del Cruccio pero esta vez multiplicado. Caí al suelo, grité y lloré. Me rompí. Pero no cerré los ojos. Contemplaba el cuerpo inerte de Draco en el suelo. Y eso me rompía más. De repente, noté una mano en mi hombro. Y me rompí una vez más. Esta vez, todo se empezó a volver negro. Lo último que alcancé a ver fueron los ojos grises sin vida que tantas veces había mirado con tanto amor.

***

Maratón 2/3

-1

Más datos de los libros y algunas otras explicaciones:

.) Harry Potter les dio Felix Felicis a Hermione y Ron. Por eso, en el fanfic, el hechizo que hace Hermione para salir es efectivo a pesar de haber sido bloqueado con magia. Por eso también, la maldición asesina que lanza Bellatrix contra Hermione no la alcanza.

Ahora, me retiraré lentamente antes de que me linchen por matar a Draco... *sale poco a poco de la habitación, no sin antes lanzar un paquete de pañuelos por si alguno/a lo necesita*

¿Enemigos? | Dramione | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora