d i e c i n u e v e

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Estos últimos días me he dado cuenta de que el hecho de que haya peleado y dejado de hablar con Jimin por unos días literalmente es como si hubiéramos ido en retroceso al día uno después de que nos conocimos. Aveces estoy incómoda a su lado,cuando me toma la mano no siento el mismo cosquilleo de antes y no sé que pensar. Pero entonces cuando sonríe algo hace click en mi y me hace no querer besarle más nunca para que siga sonriendo. Quizás la fanaticada de los chicos tenían razón. A lo mejor no soy lo mejor para Jimin. Él es un hombre perfecto, demasiado, o por lo menos para mi.

Caminaba por los pasillos de aquél hospital en el cual llevaba dos meses -casi tres- hacía el puesto de información. Jungkook me dijo que tenía un buen presentimiento y que quería que fuera a buscar la correspondencia. Al llegar me paré al frente de la recepcionista y ella levantó su mirada para luego sonreírme.—¿Desea algo, señorita Park?— yo asentí.

—La correspondencia de la habitación 101.— asintió y fue a un estante detrás de ella, del cual solo tomó una carta.

—Es una carta de la Universidad de Tokio.— abrí mi boca y la tomé entusiasmada. Seguro cuando  el cartero vio la dirección se quedó loco.

—¡Gracias!— salí corriendo y dando saltitos a lo largo de los pasillos. Cuando llegué abrí la puerta estruendosamente y me conseguí con lo que menos esperé.—¡Joder, lo siento!

—¿¡Nadie te ha enseñado a tocar antes de entrar?!— tapé mis ojos y sentí una corriente de aire pasar al frente mío. Una enfermera semi-desnuda, Jungkook con el torso desnudo y yo interrumpiendolos la verdad es que me parecía una de las situaciones más graciosas de todas.

Dejé de cubrir mis ojos y cerré la puerta.— ¿Un polvo rápido, eh?— eempecé a carcajearme en la cara de Jungkook. Él estaba muy sonrojado.

—Estábamos en el mejor momento.— yo hice como si me limpiara una lagrimita. Era la situación más graciosa que me había pasado en mucho tiempo.

—Bueno, ahora que sé que me mandaste a buscar la correspondencia para cogerte la enfermera, quiero que sepas que si llegó una carta.— se la enseñé y el abrió sus ojos. La verdad es que quería mantener mi mirada en su cara y no en su muy bien trabajado cuerpo.

—Soy un mago.— dijo Jungkook orgulloso, a lo que yo le pegué con la carta en una mejilla.

—No, eres un pendejo. Tan solo me podías decir que te ibas a coger a una enfermera y ya está.— dije haciendo puchero.

—Es que no quería que te sintieras mal. Ya sabes, por el amor escondido que sientes por mi.— yo reí con sorna.

—Wow, ¿En serio? ¿Entonces por qué estoy con Jimin y no contigo?— me crucé de brazos.

—Porque a Jimin si le gustas.— yo reí, pero la verdad es que me dolió.

—Y a mi también me gusta él. Prefiero que me guste él a que me guste una persona que no tiene confianza en mi y que se coge a cualquier palo andante.— le di un empujón y salí de la habitación. No sabía porque me sentía tan mal. Además, le estaba mintiendo porque ya no sé ni siquiera que es lo que siento por Jimin. Sentía algo que me hacía querer gritar y hacer berrinche.

Salí del hospital y aún con el sobre de la Universidad en mano saqué mi teléfono y marqué el número de Yoongi. No sé porque el fue el primero que se me vino a la cabeza si sabía que le iba a saber a mierda lo que le contara. Al cuarto tono contestó.

—¿Qué mierda quieres?— dijo con su voz grave y ronca. ¿Ya he dicho antes que me encanta que los hombres tengan la voz así?

Obviamente, mis años en el club de teatro de la escuela no fueron en vano, así que empecé a llorar. La verdad es que no sabía si era que en verdad quería llorar o lo hacía porque sabía que si no Yoongi no le importaría mi situación. —Y-Yoongi...

Accident ; jjk {Book #1} » BTS. ✔ (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora