Capítulo 2

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El receso acabó y (...) no muy convencida volvió a su clase, sólo para encontrarse con una agradable nota escrita en el pizarrón.

«Vete al infierno, (...).»

Todos en el salón se quedaron en silencio absoluto cuando la chica comenzó a quitar lo escrito con un borrador. Seguía con la cabeza agachada y un fuerte rubor en las mejillas.

¿Quién había..?

Aomine y su grupito se estaban riendo de la broma del siglo. Había sido él.

Lo peor del caso es que se sentaba detrás de ella. (...) fue hasta su sitio y se sentó muy tensa, Aomine no dejaba de pincharle las costillas con los bolígrafos.

Tiraba de su pelo, le lanzaban pedacitos de goma de borrar.

Incluso el chico consiguió cortarle un mechón de pelo.

―¿Sucede algo, Thyssen? ―preguntó el profesor.

(...) temblaba, le dolían los ojos, la garganta y el estómago. ¿Qué decía? ¿Qué le habían cortado el pelo, la molestaban sin cesar y el culpable estaba detrás suyo haciendo como que no había hecho absolutamente nada?

―¿Puedo... puedo ir al baño un momento?

El profesor la escuchó tan insegura que pensó que necesitaba algo de tiempo para ella. Asintió sin darle mucha importancia y siguió con la clase mientras (...) se marchó rumbo a los casilleros.

Donde encontró otra agradable sorpresa.

Sus cosas estaban en el suelo, no dentro del casillero donde deberían. (...) suspiró resignada al sentir que de nuevo pasaba ciertas cosas. Abrió el casillero y en la puerta encontró otra cosa escrita.

«Puta.»

Incluso tenía un corazón y un beso con labial, (...) intentó borrar la palabra con la manga de su camisa pero no pudo. Era de tinte permanente.

―¿(...)?

Ella dio un respingo al reconocer la voz de cierto chico y entonces cerró el casillero de prisa para ocultar el «regalo».

―¿S-sí?

―¿Te pasa algo? ―preguntó el rubio.

―No, nada. Adiós.

Se marchó tras guardar las cosas y cerrar el casillero de nuevo. No dijo nada más, cosa que por alguna razón preocupó a Wakamatsu.

La chica después de desahogarse se marchó de la escuela . ¿Qué más daba si ya no podría estudiar con los libros estropeados?

(...) aún recordaba lo que había pensado el primer día que piso esa escuela.

«La primera impresión engaña en algunas ocasiones.»

Pero en la suya nunca era así. Desde el primer día siempre era imán para los abusones insensibles.

Primero su propia madre, la cual no la soportaba y se arrepentía de haberla traído al mundo. (...) lo sabía porque Aimé, su propia madre, se lo recordaba en cada ocasión que podía.

La segunda vez fue con Ursula y su dos seguidoras.

Soportó dos largos y tristes años de su «amistad», dos largos años en los que tenía que maquillar las heridas, cortes y hematomas que en muchas ocasiones le dejaban como recuerdo. Brianna y Raquel solo hacían los que Ursula les decía, seguramente si les hubiese dicho que se tiraran de un puente con los ojos vendados lo harían.

Pero (...) ya las había «empujado» a hacerlo ellas mismas.

―«Me quiero morir.»

Ningún otro pensamiento ocupaba la mente de (...) al llegar a su «hogar».

BlueBerry (EDITANDO)Where stories live. Discover now