Capítulo 20.

629 40 4
                                    

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

No sé cuánto tiempo pasé escribiendo este capítulo, pero mi inspiración era tan poca que casi nunca pasaba de las cien palabras antes de rendirme.

No sé, nunca había tenido un bloqueo tan largo. Perdón. No sé qué más decir.

Gracias por seguir aquí y que disfruten el capítulo (sé que probablemente tendrán que regresarse a leer un par para recordar en dónde iba la historia).

Capítulo 20:

Darte para retenerte

Recelar si no me miras con tus ojos, tu boca, que es mía

Responde a mi nombre si te lo susurran,

Arranca del todo mi piel que es tan tuya

Y que arda mi cuerpo si no estás conmigo

Olvídame Tú - Miguel Bosé.

Narrator's POV.

-¿Australia? -Arthur frunce el ceño y balancea la cabeza un par de veces, demostrando que no está muy conforme con la idea.

Edward inhala. Arthur Franklin es el secretario de Relaciones Exteriores y un total inepto en su puesto.

Tan solo el año pasado se había negado a pagar el hospedaje del cónsul ruso por considerarla "demasiado cara", no obstante la administración de dicho país había logrado que el actual presidente de Estados Unidos fuera el candidato del partido.

Sí, Arthur no sabe devolver favores y Edward se maldice por no haber aceptado su puesto cuando se lo habían ofrecido. Maldita sea, él maneja los fondos y sin embargo está atado de manos si este hombre no firma la autorización.

Edward sonríe amablemente y se inclina hacia atrás sobre la silla.

-Franklin, tú sabes que necesitamos dinero.

-Y por eso mismo no estamos para pagar un viaje a Australia en este momento.

-No me estás entendiendo. Si autorizas el viaje, solo iríamos mi esposa y yo, además estuve investigando. El senador de Florida está en Sidney ahora mismo y conseguí que me invitara a una cena en la que estará el Primer Ministro -abre los brazos y su sonrisa se abre más-. Como puedes ver, yo soy el principal guardián del dinero del Estado. Utilizaré el evento para acercarme al Primer Ministro y conseguir una cita con él.

Arthur frunce los labios y asiente mirando hacia la mesa, toma los papeles y su pluma fuente favorita.

-¿Cuántos días? -pregunta.

Edward entorna los ojos y finge pensarlo, aunque en realidad lo único que ha hecho estos días, fuera de concentrarse en su campaña, es planificar cada detalle y saborear el momento en que tenga a Bella en su poder.

-Un par de semanas será suficiente -contesta.

Arthur gruñe. Un par de semanas es mucho para él, pero no tiene tiempo para discutir con Cullen. Su agenda estaba llena de citas últimamente. Al parecer todos necesitaban dinero del partido estos días. Odiaba la época de elecciones.

Firma sobre la línea punteada y le extiende el documento.

-Y llévate a tu secretaria. Necesitas a alguien que lleve la logística de la visita y tu agenda -apunta.

Edward asiente y se levanta, estrechando su mano con la de él.

Por supuesto que no va a llevarse a Jean a Australia, aquello solo sería contraproducente. Va a conseguir la famosa cita con el Primer Ministro, pero lo último que tiene en la mente es cumplir su deber como funcionario y realizar una visita puramente diplomática. Pero Arthur no necesita saber eso.

FiresideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora