- ¡No, eso no! – protesté enérgicamente -. ¡No quiero parecer un cuadro!
- ¿Te quieres callar y dejarme trabajar? – resopló Alice, cansada de mis continuos movimientos faciales -. Ya verás cómo no pareces ningún cuadro, este maquillaje es muy suave, casi no se nota.
- Si no se nota, ¿para qué me lo voy a echar? – critiqué.
Alice suspiró, frustrada.
- Ya verás cómo te deja. Vas a estar preciosa – le apoyó mamá.
- Gracias, cielo – le agradeció mi tía con una sonrisa de satisfacción perfecta.
- Bueno, pero no me eches mucho – cedí a regañadientes.
- Que no… No seas pesadita, ¿quieres? – masculló -. Y ahora relaja la cara para que pueda extendértelo bien.
Hacer eso con mi tía Rosalie dándome tirones supersónicos en el pelo, iba a ser un poco difícil. Ya la había avisado de que no quería recogidos ni nada complicado. A saber lo que me estaba haciendo, para encima, no me dejaban verme en el espejo. Suspiré para mis adentros y cerré los ojos, dejándome hacer sin remedio.
- Ya está – dijo Rosalie.
- ¿Ya? – pregunté, sorprendida.
Si sólo habían pasado cinco minutos.
- Yo también he terminado – anunció Alice, dando un último retoque como si de un pintor se tratase.
- Estás maravillosa, cariño – declaró Esme, dejando ver sus hoyuelos al sonreír.
- Mírate, ya verás – dijo mamá, señalando el espejo con la cabeza.
Me giré y parpadeé, asombrada.
Mi tía Alice no me había recargado para nada. Mi rostro ya lo era, para qué nos íbamos a engañar, pero ahora parecía de porcelana fina. Me había maquillado los párpados con unos contrastes de azules que hacían resaltar el color café con leche de mis ojos, rematados solamente con un poquito de rimel, y en los labios me había puesto un sencillo brillo.
- Me encanta, Alice – reconocí, sonriendo abiertamente.
- ¿Lo ves? – ésta pegó un saltito, dando palmaditas, y luego se inclinó, sujetándome por los hombros, para mirarme a través del espejo -. No te he recargado nada. Además, pensé que a Jacob le gustaría algo así.
El maquillaje no fue suficiente para disimular el rojo súbito que coloreó mi cara.
- Eso no…
- Bueno, y ahora mírate el pelo – me cortó Rosalie, ansiosa porque viera su creación.
Me pasó el espejo de mano y me miré por detrás.
Mi pelo lucía liso. No, lisísimo. Y capeado. Ahora se veía un poco más largo, me llegaba hasta la cintura. Brillaba como nunca antes, parecía bronce de verdad, y estaba mucho más sedoso y suave que normalmente.
- ¡Está genial, Rose! – exclamé -. ¿Qué le has echado? ¿Cuándo me lo has cortado?
- ¿Te gusta así? Porque si no, te cambio el peinado.
- No, me encanta – reiteré con alegría, pasándome los dedos entre el pelo.
Mi tía se rió con complacencia.
- No te corté mucho, sólo te arreglé un poco las capas, con el pelo liso se notan más. Te eché mascarilla, un líquido alisador y, por último, un poquito de cera para un acabado perfecto.
- ¿Te ha costado mucho alisarlo? – quise saber para futuras veces.
- Para nada – afirmó -. Tus rizos ya no son lo que eran. De pequeña lo tenías bastante rizado, sin embargo, ahora tu rizo es mucho más abierto. Podrías llevarlo liso cuando quisieras.

YOU ARE READING
JACOB Y NESSIE DESPERTAR
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. Nº de regi...