Gran comedor

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Los pasillos eran tan silenciosos a esas horas, que apenas y se escuchaba el movimiento de los estudiantes dentro de sus aulas.

— ¿Cuánto falta?

Harry conjuró un tempus—Diez minutos.

Y volvieron a quedar en silencio.

Después de que los directores de ambas casas los dejasen a su suerte y ellos intentaran alejarse, entendieron hasta qué punto llegaba el hechizo. Aquel simul les causó un vacío tan agudo en el estómago, que con el orgullo por los suelos casi tuvieron que arrastrarse para estar cerca y apoyarse en la pared del pasillo uno al lado del otro.

Ese vacío, sin embargo, era casi como una necesidad, como sentir hambre, te afectaba física y mentalmente. Estaba impresa la codependencia que ahora los acompañaba. Por un tenebroso momento la mente de Harry y de Draco se llenó totalmente del otro, y la sensación que los embargó fue tal como ver una gaseosa en medio del desierto, con la urgencia de ir hasta ella para tomarla.

Ninguno decía nada desde que los síntomas menguaron de a poco, pero estaban tan cerca que sus túnicas se rosaban, y así quisieran no podían alejarse, porque aunque no lo admitieran ni a punta de hechizos, estar así: juntos, se sentía bien.

— ¿Qué harás dentro de cinco horas?—preguntó el de lentes recordando las indicaciones que le habían dado.

—Slytherin tenía práctica de quidditch.

—Entonces no era nada importante.

Draco lo fulminó con la mirada y mantuvo sus ojos grises en contacto con los irises verdes—Será mejor que cierres la boca, Potter, esta estupidez es culpa tuya y me quitará tiempo importante.

— ¿Crees que eres el único con cosas que hacer? Existe una vida que no gira en torno tuyo, Malfoy. Y esto no habría pasado si hubieses dejado en paz a Neville.

—No, ESTO no hubiera pasado si no fueras un maldito entrometido.

Ninguno lo dijo, pero por sus rostros tenuemente coloreados se entendía que habían recordado el resto ''de accidentes'' que transcurrieron después del bendito día en el salón.

— ¿Por qué me besaste?—soltó Harry impulsivamente, sin detenerse a pensar y con el mero instinto a flote. Ni siquiera planeaba decirlo en voz alta por lo incómodo y tenso que sería su próximo encuentro, pero existían veces en las que su cuerpo podía más que él y su cerebro dejaba de hacerle caso a su conciencia.

— ¿No te parece que yo debería ser el que haga esa pregunta?—el rubio lo miró enarcando una ceja. Ambos se retaban con la mirada porque de adoptar otra actitud, esta sería por demás ridícula ¿Cómo hablar de algo como eso de manera tranquila? ¿En qué otra forma se podía preguntar el porqué de los besos el uno al otro? ¿Mediante una plática decente? Pues no parecía lo más lógico, al menos no para ellos.

Cuando Harry volvió a abrir la boca, las campanas del cambio de hora retumbaron y pronto se empezaron a abrir las puertas de las aulas dejando pasar a gran cantidad de estudiantes. Con eso ambos dieron su encuentro por terminado y se separaron con cuidado comprobando que no volvían a sentir ninguna especie de necesidad al estar lejos.

Curioso, la sentían, pero se suponía que los efectos ya habrían pasado.

***

— ¿Cómo que hoy no estarás? Si sabes que el próximo partido es contra Gryffindor ¿No?—Marcus Flint ahora lo miraba como si hubiese cometido un delito grave incluso para ellos.

—Sí, lo sé—Draco rodó los ojos—Tengo...asuntos que atender.

— ¿Más importantes que el quidditch? ¿Qué asuntos serían esos?

ConfusiónWhere stories live. Discover now