CAPÍTULO 1

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CAMILA

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CAMILA

Suena la alarma. No sé si lanzarla por la ventana o ignorarla. Hay varias opciones:

Apagar el despertador y levantarme.

Dejar que suene y que venga mi madre a meterme dos hostias.

Lanzar el despertador por la vent... OH MIERDA.

¡Es el primer día en la universidad y ya voy a llegar tarde! No puede ser, se me olvidó cambiar la hora de la alarma.

Me doy prisa, ayer fui lista y se me ocurrió dejar preparado todo lo que me iba a llevar a la universidad, y por suerte, está todo metido en el coche.

En cuanto termino de vestirme y maquillarme bajo al salón, mi madre está sentada en el sofá, parece inquieta. Anoche tuvimos una charla bastante intensa en la que acabamos las dos llorando. Al fin y al cabo ha sido mi mayor apoyo en dieciocho años, y... no puedo negar que la voy a echar de menos.

Sinceramente no me quiero entretener, más que nada porque ya llego tarde, si me entretengo en despedirme de todos mis recuerdos ahora... no saldré de esta casa nunca.

-Bueno... supongo que es hora de que te vayas - dice mi madre con lágrimas en los ojos.

-Vamos mamá, ya lo hemos hablado, vendré en vacaciones, y te llamaré a menudo.

-Lo sé, pero soy tu madre y si pudiera esposarte a tu cama... sin duda lo haría - la miro seria, después ella echa a reír y nos acabamos riendo juntas.

Un último abrazo por parte de mi madre, un conducir con cuidado y por fin me dirijo a casa de Derek para irnos a la universidad de la que tanto hemos hablado.

Me está esperando cuando llego a su puerta, se le ve feliz. No se ha dado cuenta de que ya he llegado, lo que me da un tiempo para estudiarle. Derek siempre ha sido bastante guapo, no es una belleza sureña, pero ese pelo castaño que no lo peina ni su madre, sus ojos azul verdoso y su moreno natural le hacen bastante atractivo.

-¡Cami! No te había visto, ¿llevas mucho rato ahí? - madre mía qué sonrisa tiene el chaval.

Estoy tan desconcentrada que casi le suelto: Sí, la verdad es que llevo ahí parada unos cinco minutos observando tu maravilloso perfil, tu cuerpo musculoso y tu mandíbula marcada.

-No, acabo de llegar - y la sonrisa más tonta del mundo en 3...2...1... Dentro.

-Vale... - se ve que no está seguro de la veracidad de mi respuesta, así que será mejor que nos vayamos antes de que le diga que le ha cambiado la voz y se le ha puesto preciosa.

-¿Nos vamos? -pregunto bastante incómoda. Derek rodea el coche y me abre la puerta del copiloto.

-Cuando quieras, señorita - pongo los ojos en blanco y Derek ríe ante mi gesto. Nada más que hablar. Nos vamos rumbo a la universidad.

HASTA QUE DECIDAS DEJARMEWhere stories live. Discover now