CAPÍTULO VEINTIUNO

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El sonrojo de TaeHyung podía competir con cualquier tomate cosechado por el mejor agricultor del mundo, pues su rostro era la prueba de ello. Y cómo no encontrarse de esa forma cuando su primera escena al despertar es verse desnudo con una pequeña manta cubriendo de su pecho hacia abajo y no sólo eso, sino con un muy varonil hombre en las mismas condiciones a su lado (cubierto de la cadera hacia abajo) quien lo abrazaba con posesión, transmitiéndole mucha calidez y seguridad.

Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a bombardear su mente, en como las manos del pelinegro recorrían cada centímetro de su cuerpo al igual que su lengua y labios, en como lo penetro sin contemplaciones, la manera tan delicada y única en que lo trató, nunca pensó que el sexo fuera así de placentero y adictivo, o puede que haya sido HoSeok con quien lo experimentó y lo hizo pensar de esa manera.

Sonríe y se acurruca más en el pecho de HoSeok. Aún no podía creer que justo ayer había perdido su virginidad con el hombre que quería, era una sensación hermosa.

— ¿Estas cómodo?

El menor da un respingón ante la repentina voz adormilada y ronca de HoSeok. Sonríe y hace un sonido de afirmación.

— No sabía que estabas despierto — traza círculos imaginarios en el pecho desnudo del mayor.

— He estado despierto mucho antes que tú.

— ¿Y por qué no dijiste nada?

— Porque quería escucharte despertar. — Otro sonrojo se apodera del rostro de TaeHyung. Abre sus ojos viendo únicamente oscuridad — Estamos al aire libre, recostados en una manta donde te hice el amor más de tres veces y eso sin contar las otras dos dentro del agua — recibe un débil golpe en su hombro por parte del castaño. Ríe y se levanta quedando sentado. Alarga el brazo hacia la arena buscando su camisa, al encontrarla la toma y se la da al menor quien sólo lo observa acostado. — usa esto, acaba de amanecer y se siente un poco de frío, no quiero que enfermes.

Obediente se incorpora como HoSeok, baja la manta hasta sus caderas, toma la gran camisa blanca y se la coloca pasándola por su cabeza hasta colocársela adecuadamente, la camisa le quedaba demasiado grande y era muy larga para él, si se levantaba estaba seguro que le quedaría hasta la mitad de los muslos.

— Listo. — sonríe. HoSeok toma su cintura y se acerca a darle un beso pero es interrumpido por los delgados y finos dedos del menor. — HoSeok tú no tienes nada — frunce el ceño y busca alguna prenda para cubrirlo, devisa cerca del agua y grande es su sorpresa y horror al ver su propia ropa tirada allí, ya mojada por el agua que se restregaba en las orillas. — Debes medir tú fuerza la próxima vez.

— ¿De qué hablas?.

— Mi ropa está en la orilla del agua... — hace un puchero. — mojada.

HoSeok ríe y jala al menor hasta tenerlo sentado en su regazo.

— Que bueno que te quitaste tus zapatos antes de nuestro glorioso encuentro. — besa su nariz.

TaeHyung enreda sus brazos en el cuello contrario. Sonríe.

— Tonto — murmura antes de dejar un casto beso en sus labios. — por cierto, creo haber dejado mi celular en tu auto, ayer en la mañana lo trate de busc...

— Si. — interrumpe de repente con el ceño fruncido — y no te molestes en preguntar, porque en este instante debe estar en algún bote de basura.

— ¿Qué?.

— No me gusta repetir las cosas.

Los ojos del menor estaban abiertos en su totalidad. Se levanta del regazo de HoSeok, afirmando a su vez que efectivamente la camisa le llegaba en donde pensó.

Un Nuevo Latido |°HOPEV°|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora