Capítulo II

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Eddie despertó dos horas más tarde, se sentía realmente incómodo. Pronto descubrió la causa; los cables.
Habían montones de ellos, conectados de aquí a allá, pasando por sus manos, sus brazos, su cara, ¿qué era eso que tenía en la nariz? ¿Por qué su ropa había desaparecido y en lugar de ello estaba una bata?

—Un hospital...—susurró con voz casi inaudible.
Sus ojos recorrieron la habitación, todo era muy limpio y tenía colores claros, pero no le gustaba, todo se sentía tan triste, quería salir de ahí.

Los sollozos de su mamá, (quien suponía no estaba tan lejos), llegaron a sus pequeños oídos.

¿Por qué su mami lloraba? Realmente no alcanzaba a entender mucho, sabía que había alguien más, un hombre.

La puerta de la habitación no tardó en abrirse y de ella entró la señora Kapskrab y un doctor. Este último se acercó a Eddie pero no lo intimidó, parecía amable.
Su mamá veía todo desde atrás con los ojos húmedos.

—Hola, soy el Doctor O'Brien— su cuerpo se encontraba sentado a lado de Eddie, dándole una mirada tranquila y amigable.

—Soy Eddie, mucho gusto doctor.— su voz si que sonaba rara con el respirador artificial.

—¿Cuántos años tienes campeón?
El menor levantó la mano mostrando sus cinco dedos.—¿Sabes por qué estás aquí?

El pecoso negó y bajo su mirada.

—Bien—volvió a hablar el doctor—escucha pequeño,tienes un ligero problema con tus huesos...—hizo una pequeña pausa, meditando lo siguiente que diría—por lo tanto tendrás que estar aquí mientras te hacemos un par de chequeos, ¿te parece Eddie?

—No me gusta aquí, ¿será mucho tiempo?—esta vez vio a su mamá y esta intentó dar su mejor sonrisa mientras negaba, Eddie le devolvió la sonrisa sin mostrar los dientes. —Está bien.

     (...)

Sonia no había mentido. No del todo.

Eddie tuvo que pasar por distintos ultrasonidos, tomografías, resonancias y ser picado por muchos agujas, todo para que el Doctor pudiese descartar alguna enfermedad mayor en el cuerpo del menor.

Bueno, no se descartó nada.

Cuando Sonia recibió la noticia intentó no perder los estribos, intentó con todas sus fuerzas de convencerse que su hijo estaba bien, de que todo estaba bien.

¡No era justo! Su pequeño tenia tan solo cinco años, no tendría por que estar pasando por esto, la palabra 'cáncer'no tendría que pasar siquiera por sus pensamientos. 

<< Indicios de cáncer>> repitió  una voz en su cabeza, pero decidió ignorarla.

Un niño de la edad de su hijo debería prepararse para ir a la primaria, no para ser sometido a quimioterapias. Pronto lagrimas salada se hicieron presentes en el rostro de la mujer.

  —No quiero perder a mi Eddie. 

Empty Smile /ReddieWhere stories live. Discover now