Capítulo I

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Fue en otoño cuando Sonia Kaspbrak se dio cuenta que algo no andaba bien con su bebé. Era de noche y la lluvia se abría paso en Derry.

La señora llegaba de trabajar, estaba agotada y solo quería dormir. Le pareció raro que Eddie no estuviera esperando por ella en la entrada, con su tierna sonrisa y su "Bienvenida mami, ¿cómo te fue hoy?"como siempre solía hacer.

<<Seguro se quedó dormido>>
Subió a la segunda planta de su casa, directamente a la habitación de Eddie. Este había quedado solo las ultimas dos horas cuando Bella, la niñera, volvió a su casa. Era así todos los días, no era algo que le agradase a alguno de los dos, pero era lo que tenían, así era como funcionaba.

Giró la perilla de la habitación de su hijo. La imagen que la recibió la alarmó demasiado.

La piel de su pequeño estaba pálida, más de lo normal, en esta se dejaban ver moretones en distintos colores y dimensiones, todos estos dispersados en su pequeño cuerpecito. Estaba envuelto en un cobertor de borrega, sin embargo temblaba.

>>Eddie desde que era un bebe presentaba una falta de apetito y fiebre de manera seguida, aparte de su asma.
La señora  Kapsbrak se había encargado de llevar a su hijo a consultar en reiteradas ocasiones; los diagnósticos no variaban mucho, "es una simple infección, nada serio" "necesita vitaminas" "no debe preocuparse, con este medicamento se curará"
Vamos, ella nunca se tragó esa historia, pero realmente no tenía dinero para pagar una consulta en un hospital privado. Así que hizo lo que le recetaron. Su bebé mejoró, solo un poco. 

  —Vamos, Eddie, deja de llorar, mamá está aquí— una mano deSonia buscaba las llaves de su auto mientras que con la otra trataba de tranquilizar a el pequeño castaño.
—Mami, me duelen mis huesitos—lloriqueó

Su madre tocó su frente y ¡Dios! Estaba ardiendo en fiebre. Sus ojitos estaban mojados y a punto de cerrarse. Lo tomó en brazos y juntos subieron al auto.

 Las calles estaban mojadas y las ruedas del vehículo resbalaban en el asfalto, aún así el carro no bajo su velocidad.Las personas que alcanzaba a ver por el vidrio de su coche lucían tan calmadas, tan aburridas, tan despreocupadas, completamente ajenas a su situación. A ellos no les importaba esperar paciente el cambio de rojo a amarillo y después a verde, a la mujer al volante de aquel viejo auto marrón si, porque era a ella a quien los ojos le lagrimeaban, era ella quien necesitaba llevar a su hijo al hospital.

Pronto Eddie quedó inconsciente en el asiento trasero.

Empty Smile /ReddieWhere stories live. Discover now