Capítulo VI

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Anteriormente...

—Te- te he tratado mal—desvío la mirada a sus manos— y he sido muy grosero contigo,cuando tú solo te has comportado lindo conmigo— dió un pequeño sollozo y elevó la vista, esta vez viendo a Richie a los ojos— no es justo y lo siento. 



Al rizado se le encogió el corazón al ver tal imagen y negó frenéticamente.

—No pasa nada Eddie Spaghetti, en serio, —habló suave—fue mi culpa en primer lugar por no respetar, bueno, tu privacidad. Uno no puede ir por el mundo entrando en habitaciones ajenas y querer iniciar una conversación— añadió, como si estuviese anotando eso como una nota en su cabeza—porque está mal. Está mal, ¿no?

Eddie soltó una risita y asintió.

—Lo está—dijo y el de gafas movió la cabeza como si estuviese siendo regañado. —Pero me alegra que lo hayas hecho. Ahora tengo un amigo.

— ¿De verdad me consideras tu amigo? —sonrió genuinamente.

—Si. Porque lo somos, ¿no?

—Lo somos.

Ambos sonrieron.

[...]

Hubo un silencio entre ambos en el cual se dedicaban a ver la televisión y sonreír bobamente de vez en cuando. No era para nada incomodo, solo eran ellos dos, uno a lado del otro disfrutando de un lindo momento.

En la TV se reproducía una película romántica, en ella los protagonistas se encontraban bailando una canción lenta y a Eddie lo maravilló tal escena.

—Me gustaría hacer eso—murmuró el castaño sin despegar los ojos de la televisión.

Richie lo miró confuso.

—¿A qué te refieres? ¿al baile?

Eddie asintió levemente.

—Nunca lo he hecho—admitió.

—¿Qué hay de los bailes escolares?

—Estudio en casa.

—Oh.

—Sí, mi mama es bastante sobre-protectora conmigo desde que... bueno, desde que no estoy bien.

>>Era la primera vez en la que Richie escuchaba a Eddie hablar sobre la razón por la cual se encontraba ahí. El peli-negro tenía la esperanza de que el menor no tuviese más que una infección o una enfermedad mínima, nada grave. Pero no era tonto, sabía que algo no andaba del todo bien con aquel bonito niño. Y por mas terco que fuera, no haría hablar a Eddie sobre algo que el no quisiera.

—Entiendo—murmuró Tozier—yo tampoco—al ver la mirada de confusión del menor decidió seguir—yo tampoco he bailado con alguien, no así, al menos.

— ¿Entonces?

—Solo he bailado en grupo con mis amigos, ya sabes, —sonrió con diversión—aunque parecía más como si estuviésemos electrocutándonos.

Ambos rieron. Kaspbrak tapaba sus labios con sus manos mientras reía y Richie solo quería que Eddie se mantuviese así siempre.

—De alguna manera me los imagino—soltó parando poco a poco de reír—lo cual es raro ya que no se siquiera quienes son tus amigos.

—Son geniales, todos ahí somos unos perdedores pero estamos bien con ello, realmente somos unidos.

—Deben ser especiales—dijo con una sonrisa enternecida.

—Lo son.

— ¿Cuáles son sus nombres?

—Primero está el Gran Bill, sigue Stan, que es judío, por cierto, el mato a Jesús—agregó y Eddie rodó los ojos con diversión— luego están Ben, Bev y finalmente Mike. Apuesto a que te llevarías bien con ellos.

—Eso sería lindo. Un grupo de amigos, poder hacer locuras juntos. Sería genial.

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