Capítulo IV

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—¡¿Quién eres y qué diablos haces aquí?!— gritó Kaspbrak, moviéndose de repente hacia atrás. Por un momento necesitando su inhalador.

Richie se acercó al menor y posó un dedo sobre los labios de este.
Shh,no grites, no voy hacerte daño.

Eddie atinó a asentir nerviosamente,Tozier quitó su dedo.

—Respondiendo a tu pregunta anterior; soy Richie Tozier— se presentó sonriendo, Eddie inhaló y exhaló varias veces hasta normalizar su respiración. Después se quedó callado, viendo fijamente al rizado sin expresión en el rostro. —¿Sabes? Cuando uno se presenta se supone que el otro debe de hacer lo mismo.

Hubo un silencio entre ambos que al de gafas pareció incomodarle, más cuando la mirada del chico no se despegaba de él.

—¿Qué haces aquí, Richie?— suspiró, preguntando con resignación.

—Mi mamá trabaja aquí, ya sabes, es Doctora— el menor no apartó la mirada, esperando que Tozier siguiera hablando— ...yo creí que sería bueno recorrer el hospital en lo que Mamá termina su jornada.

—Genial, pero no entiendo porqué estás en mi habitación.

Es porque me es imposible resistirme a las caras bonitas, sir.

La cara de Eddie enrojeció y se maldijo a sí mismo por ello. Su mirada se desvió a sus pies y dijo en un susurro:
—Mientes, dime la verdadera razón. Por cierto, tu acento es horrible.

—¿Por qué no me crees? Digo la verdad. Solo pasaba a ver y me encontré con un adorable niño durmiendo. Uno que por cierto no me ha dicho su nombre.
El peli-negro se recargó con una mano en el respaldo de un sillón mientras su sonrisa ladina se convertía en una más natural al notar el evidente sonrojo de el menor.

—No es necesario que sepas mi nombre.

—Es lo justo, sabes el mío.— se encogió de hombros. Iba a decir algo más hasta que presto atención a la pantalla a lado de la camilla del castaño, se acercó a ella y la observó unos segundos.

—Monitorea mis latidos, mmm, para estar seguros de que todo está bien. —explicó con un toque de incomodidad en su voz.

—Umhuh— su mirada dejó la pantalla y volvió a posarse en Eddie— debe ser aburrido tener que estar todo el tiempo en cama, yo no aguantaría.

—Lo es. Pero no estoy aquí todo el tiempo.

Otro silencio.

La puerta se abrió dejando ver a un joven Doctor, tal vez de unos 26. Sus cabellos eran castaños y en su placa se leía "Doctor O'Brien".

—Wow, lo siento E, no sabía que tenías visitas— se disculpó y Eddie internamente agradeció la interrupción—pero es hora de tus...

—Está bien, ahora voy Doctor.

Richie miró del Doctor a Eddie y de Eddie al Doctor.

—Vale,me tengo que ir— se despidió a la vez en que giraba la perilla— espero verte mañana...

—Eddie.

Richie sonrío y Eddie quería hacerlo también, sin embargo salió más una mueca que una sonrisa— Eddie— repitió el rizado y salió de la habitación.

Empty Smile /ReddieWhere stories live. Discover now