Sed de Venganza.

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Después de la misión del desierto William se encontraba entrenando en el gimnasio, luchaba con unos maniquís con su espada, lanzaba golpes por todas partes al muñeco hasta quedar sin fuerzas, se recostaba en el suelo mientras respiraba apresurado pensando en cómo habría sido la vida de su padre y de cómo conoció a su madre.

Josué y Max cazaban en un bosque de la región 1, a pocos minutos del panal, era más un momento de calma y de tranquilidad antes de volver a otra misión.

— ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que perdimos el miedo a los dragones?— pregunto Josué mientras caminaban en el espeso bosque

—Algunos meses, ya hemos pasado por muchísimas cosas, no solo nuestro cuerpo se hizo más fuerte, también la mente— respondió Max

— ¿Qué crees que pase con William?— pregunto Josué mientras recogía unas nueces

—Creo que pensó mas en el trabajo en equipo, se ve más tranquilo desde que escucho sobre su padre— respondió Max mientras entraban a un claro mirando unos jabalís

Siguieron cazando, para probar diferente comida a la que hacen en el panal y conversar de lo ocurrido desde que llegaron a ser cazadores, Leo por su parte conversaba con el caballero Alex en la vieja biblioteca.

—Por favor, como puedo hacerme más fuerte, no quiero que ese imbécil de William me supere— dijo Leo mientras caminaba detrás del caballero que cargaba una pila de libros

— Con tu rango de cazador no puedo darte un entrenamiento para lo que me pides— dijo el caballero sin parar de caminar

—No me subestime que acaso nunca tuvo esa impotencia dé que alguien fuera más fuerte que usted— dijo Leo con un tono más alto

—Claro que si, era frustrante que alguien te supere— dijo el caballero que se detenía de golpe

—Entonces me comprende, por favor ayúdeme— dijo Leo con un tono más gentil

—Está bien lo hare, pero no cerca del panal, esto será un secreto puedo perder mi lugar en el panal, así que mejor vayamos lejos— dijo el caballero que se dirigía al hangar

Tomaron una pequeña avioneta de color blanca, el caballero la conducía sin temor, en un 2 por 3 estaban volando fuera del panal, miraban los paisajes que había debajo, después de casi una hora aterrizaron en una planicie cerca de unos pantanos.

Caminaron hasta llegar al pantano se adentraron mas y mas, el caballero caminaba fácilmente en esa zona como si ya hubiera estado miles de veces ahí, Leo saltaba raíces, jadeando por el calor pero seguía detrás del caballero, no había animales aparentemente, los dragones habían acabado con muchas especies a lo largo de los años. Llegaron a lo que parecía un reloj de sol, hecho de mármol estaba en el centro de un claro donde el sol caía directamente

—Demuéstrame que es lo que tienes, pelea con todas tus fuerzas, no te contengas— dijo el caballero que sacaba un pequeño lanzagranadas que parecía una pistola de bengalas

—Lo hare solo porque usted me lo está pidiendo— dijo Leo mientras sacaba su arco de la espalda y su aljaba la amarraba en su pierna izquierda

—Qué esperas empieza— dijo el caballero que saltaba varios metros para guardar distancia

Leo saco puntas de flechas muy extrañas, las cambio rápidamente y corrió con gran velocidad hacia lo más espeso del pantano, el caballero Alex se quedo inmóvil recargado en un árbol esperando el ataque, después de varios minutos el arquero había usado una pintura en su piel quedando de color verde musgo, subió a la copa de un árbol, se posiciono y lanzo su primera flecha, exploto en el cielo liberando una especie de acido que quemaba todo a su alcance, pero ninguna gota consiguió acertar a su enemigo que estaba en el mismo lugar bostezando tranquilo, levanto su cabeza para ver si había alcanzado a su enemigo pero no lo encontró, miro un destello de la armadura arrojo una flecha que exploto y libero unas cuerdas que tomaron del cuello y pecho a Alex, salto entre las copas para acercarse más, vio al caballero que estaba aun sin moverse, sonrió y preparo su siguiente estrategia.

Dragones Contra Ángeles.Where stories live. Discover now