Al horno

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Parte III. Pollo al carbón

"¿Por qué haces esto?", por milésima vez, Abigail formuló aquella pregunta.

"Ya te dije: si quieres participar en un programa de cocina, necesitas empezar con la práctica". Sin más, siguió releyendo la receta de cocina que descansaba en la barra.

«Lo sé, pero ¿en la madrugada?», pensó en insistir, pero no quería que la malinterpretara.

Aquel gesto era bastante lindo, pero inusual en partes iguales. Adam solía realizar acciones bellas para con ella, pero al estilo de él. En ocasión era más bien una consideración al estilo "Abs". El pecoso no le dio otra oportunidad para ahondar en el tema.

"De acuerdo. ¿Tienes el pollo?", empezó a revisar la lista.

"Listo."

"¿El recipiente?", continuó.

"Hecho."

"¿Los pimientos, el jugo de limón, el vinagre?"

"Sí, sí y súper sí. Rayos, sí que signas rápido", se quejó su novia.

"Gracias. ¿El orégano?"

"¡Oh por todos los dioses! Ya tengo todo Adam, empieza con las instrucciones", le apresuró.

Eran las tres de la madrugada. Habían pasado tres buenas horas haciendo compras en un minisúper de veinticuatro horas, decidiendo qué receta de calendario* hacer primero —para al final simplemente tomar una revista de recetas— y desesperando a la señorita que intentaba atenderlos, fingiendo que no entendían nada de lo que ella trataba de comunicarles —lo cual no había resultado del todo falso, Adam no tenía idea—.

Ahora, después de una larga y divertida travesía, finalmente se encontraban de vuelta en casa de Abi, listos para llenarse las manos de comida e intentar no incendiar todo el vecindario.

"De acuerdo", aceptó, iluminando la cocina con su hermosa sonrisa.

Abigail siguió todas y cada una de las indicaciones de su compañero, intentando con todas sus fuerzas no distraerse con las miradas cómplices que Adam le dirigía de vez en cuando, pero resultaba bastante complicado no hacerlo, en especial cuando él se había dedicado a apoyarla con ese nuevo y loco sueño de hacerse una cocinera apenas una hora después de haberlo descubierto —su sueño—.

¿Cómo podía lucir tan bien estando concentrado? Su ceño se encontraba fruncido, dejando ver una ligera línea horizontal en el centro de su frente; sus ojos, apenas entre cerrados, parecían más penetrantes de lo usual; sus labios eran una línea recta color carne. Ella se veía patética concentrada: las orillas de su boca se estiraban hacia abajo, luciendo una extraña mueca. «Si las personas fueran música» pensó, «Adam sería una hermosa sonata clásica y yo un fallido intento de remix».

"Abigail", la imagen de Adam se vio lejos.

"¿Sí?", se forzó a salir de su trance y volver al presente. ¿Cuántas veces la había estado llamando?

Adam sonrió como si le hubiera intentado explicar cómo se da la hora, ella siguiera sin entenderlo y aun así le quedara paciencia para intentarlo una vez más.

"Es hora de meter el pollo al horno", signó lentamente, asegurándose de que ella captara cada una de sus palabras.

"¡Oh! Claro". Intentando actuar casualmente, la rizada tomó las agarraderas y con delicadeza, como si tuviera miedo de que el horno la mordiera, metió el refractario al horno. Ahora solo debían esperar treinta minutos para tener un desayuno-experimento listo.

Al voltear, Adam se encontraba más cerca de ella de lo que esperaba.

"¿Pasa algo?", le preguntó, intentando encontrar alguna pista de sus pensamientos pintada en su rostro.

"Haz estado hablando toda la noche", le dijo sonriendo.

"No es verdad", aseguró ella. Esa era otra de las cosas que solía hacer cuando estaba concentrada: balbucear.

"Cariño, puedo ser sordo, pero no estoy ciego", bromeó, soltando una risa apenas audible. "Estabas hablando."

"Oh, bueno, no voy a disculparme por eso si es lo que piensas así es que no esperes que..." su nervioso monólogo se vio interrumpido por las manos de Adam en sus mejillas.

Había pocas cosas en el mundo que podía desconcertar y paralizar a aquella mujer morena de ojos dorados, y la cercanía de Adam era una de ellas.

"¿Una película mientras esperamos?", le preguntó con una sola mano, la otra parecía estar adherida a la mejilla de ella.

En trance, Abigail asintió y tomados de las manos se sentaron tranquilamente en su lugar habitual en el sillón. Todo fue perfecto hasta que el sonido insoportable de la alarma de incendios se activó, atormentando los oídos de la rizada. «¡Los vecinos!»

Como pudo, se levantó del sofá tapando sus oídos, para el desconcierto de Adam, que la miraba como si estuviera loca. Rápidamente le hizo señas explicándole la situación para que corriera a la cocina y mientras, se dedicó a acabar con el fastidioso ruido.

Cuando finalmente murió y sus oídos dejaron de pitar, alcanzó a Adam en la cocina, que se encontraba delante de la barra, viendo con una mirada indescifrable, el pollo quemado sobre la misma.

«Ups», fue lo que su mentó pensó. Con lentitud se acercó a su novio; estaba consciente de podía ser como un niñero mandón a veces.

"No pusiste el cronómetro", adivinó Adam.

"No lo pusiste tú", regresó, deteniendo su avance.

"¿¡Por qué habría yo de poner un cronómetro que de todas formas no voy a escuchar!?", casi gritó, pero inmediatamente empezó a reírse.

Abigail se hubiera unido a su risa de no haber sido por la sorpresa causada por escuchar su risa en forma. Eso era novedoso, y agregando: también musical.

"Lo siento, tienes razón", apenada, sonrió.

Cuando Adam terminó de reírse, una sonrisa gigante se instaló en su cara, brillante.

"Cariños, vas a necesitar mucha más práctica", afirmó, cerrando la distancia a ella.

Abigail se encogió de hombros antes de agregar: "Supongo que después de todo tendremos que desayunar waffles".

Con afecto, Adam la abrazó, y en medio del caluroso gesto, en la presencia del pobre y chamuscado pollo, le plantó un beso en la frente.

                   
*Receta de calendario: En algunos lugares te regalan calendarios de hojas desprendibles cada año. Al reverso de cada una se pueden leer desde datos curiosos a chistes malos y recetas a medias.

* * *

Bueno, hasta aquí llegó este pequeño spin-off. Espero que les haya gustado tanto como a mí. Si pueden y se sienten con ganas, díganme qué les pareció y qué tal les parece Abigail; en lo personal considero que es un peligro para la humanidad, pero cada quien.

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⏰ Last updated: Nov 12, 2017 ⏰

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