Capítulo 4: "Run-Snow Patrol"

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Capítulo 4

"Run-Snow Patrol"

      Al cumplir ocho meses en Galway y al comprobar que mis notas habían mejorado más de lo que esperaban, mis padres habían decidido premiarme. Habían autorizado que tuviese mi propio automóvil, ya que al igual que Ryan también me había ganado ese privilegio, por lo que en una ocasión subí a él y conduje sin rumbo fijo. Una parte había deseado encontrarse sino en Nueva York, al menos en Seúl. Ocho meses era mucho para un chico de ciudad. Mi cabeza era un verdadero torbellino, ¿cómo era posible sentirme de esa manera en que me sentía?


     Era como un pez fuera del agua. Y me estaba asfixiado, aunque procuraba conseguir el objetivo de mis padres, mientras callaba aquella opresión. Arrepintiéndome, al mismo tiempo, de mi arrogancia en la Trinity School de Manhattan. ¿En qué momento había decidido discutir con un profesor y me había permitido aquella expulsión? No era para menos la reacción de mis padres al ver que había puesto en peligro mi ingreso a Harvard.


     Seúl volvía a parecer en mis pensamientos. Una ciudad moderna con mucho ritmo, con edificaciones modernas y centros comerciales espectaculares. Y ni habla de la tecnología que podía encontrar allí. Pero no, mi madre se había tenido que confabular en mi contra y unirse a la decisión final de mi padre. Diciéndole adiós a mis fabulosos días que no pasaría en su país.


     Y ni hablar del tiempo que aún me quedaba por estar en Irlanda. Apenas habían pasado ocho meses, de los veinticuatro que habían sido fichados en mi expediente de castigo. Hasta el día de mi graduación, allí, en Galway... Que me hacía ver que el tiempo también estaba en mi contra.


     ¡Perfecto!


    Cuando regresé de mi reciente recorrido por los rincones de Galway a solas con mis pensamientos. Me encerré en mi habitación, ignorando mi alrededor. No quería interrogatorios en ese instante.


      La mañana del lunes ya me encontraba de buen humor, sin embargo me extrañó encontrar a Ryan solo, en la cancha de fútbol, sentado en una de las gradas después de que había terminado el entrenamiento. No era de pocos amigos, pero ese día se veía muy pensativo. ¿Qué le sucedía?


—¿Y esa cara, Ryan?— le había preguntado a mi primo al acercarme a él.

— ¿Decías algo?— dijo al reaccionar.

— Sí, ¿Y esa cara?... Estás aquí físicamente... Pero, tu yo interno está en otra parte.—me burlé de él al sentarme a su lado derecho.

— Sí, es que Ahinoa me tiene preocupado.

— ¿Ahinoa?... ¿Por qué? ¿Le ha ido mal en la prueba de álgebra?

— No, solo que últimamente ha tenido muchas pesadillas. Aunque me ha dicho que ya no—me miró y luego se arrepintió de haberlo dicho—. Olvídalo.

—¿Te lo ha dicho ella?—pregunté con interés, pero él me evadió al creer que era un falso interés—. No diré nada... Te lo prometo.

— Sí, pero siento que me ha estado mintiendo... ¿Has visto que últimamente tiene ojeras?

— Sí...

—Creo que está teniendo pesadillas producto del accidente que sufrió hace un año... ¿No la has observado en estos días?

—Recuerda que ahora es ella quien me evita.

—Tienes razón...—me miró sintiendo que realmente no le era de mucha ayuda—. Quiero ayudarle... Quiero llegar a la raíz de lo que le está ocasionando tantas pesadillas.

—¿Y qué le propondrás? ¿Llevarla a algún sicólogo?—crucé los brazos con cierto interés.

— Los sicólogos no solo son para locos. Y no creo que Ahinoa esté loca... Solo...

—Quieres ayudarle...—le miré con más interés—. ¿Es solo por interés? ¿O estás enamorado de ella?

—No estoy para tus bromas pesadas.—me miró seriamente.

— ¿Por qué, entonces, te preocupas tanto? ¿Acaso no te has dado cuenta lo diferente que ambos son? ¡Mírate!... Somos muy opuestos a ella... Aunque tienes razón, posiblemente si aprecie tu interés de querer ayudarle.—me entristece un poco sin quererlo y mi primo observó algo que ni yo había visto antes.

—¿Celoso por eso?—me miró con interés al ponerse de pie y estudiar la expresión de mi cara.

—¿Celoso yo? ¿Por qué tendría que estarlo?

— ¿Por qué, Nathan?—sonrió con picardía—. ¿No te parecen obvias las razones?

— No... La verdad, no.

—Ella me interesa, siempre me he interesado. Pero jamás pensé encontrar a alguien cercano que no se percatará que también se preocuparía por ella.

—No estoy para tus bromas pesada...—me levanté al sentirme irritado tras aquella insinuación.

— Nathan Gibbon interesado por Ahinoa Alvarado... Jamás pensé que llegaría el día en que vería esto.

— ¿Te has vuelto loco?

— No... Estoy consciente de mis palabras. Más que antes...

— No lo pareces.

— Conoces muy bien las reglas Gibbon... No creo que a tus padres les agradé que el heredero del imperio Gibbon ponga sus ojos en alguien inferior a ellos.

—No es necesario que me lo recuerdes...—agregué seriamente—. Si es tú manera de advertirme que me aleje, no es necesario recordarme las reglas de mis padres.—me giré con intenciones de querer marcharme de allí.

—¿A dónde crees que vas?

— Solo iré a tomar aire...

— ¿Y desde cuándo sales a tomar "aire"?—me preguntó con cierto sarcasmo.

—Desde que me lo impuse a mí mismo...—le respondí con el mismo tono de voz.

— ¿A quién pretendes engañar?

— A nadie...

—Sabes que si pones los ojos en ella, estarás cometiendo una locura... La peor de todas.

— Y si fuese así, ¿cuál sería el problema?... ¿Temes que me gane su confianza y me elija a mí?... No me importaría intentarlo...— << Aunque soy consciente que no lograría más que su desprecio...>>, pensé.

— Debería importarte... ¿O pretendes que te cambien a otro instituto el próximo año escolar?

—¡Qué más da!—espeté y me marché, dejándolo asombrado.


Momentos (Serie:Hermanos Gibbon-1)Where stories live. Discover now