viii. CAPÍTULO SIETE

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄:𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦𝑏𝑜𝑑𝑦 𝑤𝑎𝑛𝑡𝑠 𝑡𝑜 𝑟𝑢𝑙𝑒 𝑡𝘩𝑒 𝑤𝑜𝑟𝑙𝑑

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄:
𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦𝑏𝑜𝑑𝑦 𝑤𝑎𝑛𝑡𝑠 𝑡𝑜 𝑟𝑢𝑙𝑒 𝑡𝘩𝑒 𝑤𝑜𝑟𝑙𝑑






— Todo parece bien. — concluye el doc y le ofrece una amable sonrisa esa mañana que lo visita — Pero me temo que tengo un mal presentimiento con respecto a tu cansancio. — repone cambiando su cara a una mueca, inevitablemente ella lo mira asustada.

— ¿Qué? — en un microsegundo la bailarina piensa lo peor.

— Anemia. — le responde torciendo su boca — Pero no está tan mal, quiero decir, si no la cuidamos podría ponerse peor, terriblemente peor, sin embargo por sí sola no es el un pésimo escenario. — Millie suspira aliviada — Sin embargo será mejor averiguarlo para que podamos cambiar tu dieta de una vez. — saca un extraño papel de uno de los cajones de su escritorio y comienza a rellenar algunos datos y la castaña sabe qué sigue para saber si tiene eso o no, ni siquiera debe que preguntarlo — Lleva esto al laboratorio que queda al final del pasillo y una vez que estén me los traen ¿Sí? — sin muchas ganas asiente, toma la hoja que le ofrece y sale siguiendo la dirección que Charlie le ha dado.

Al llegar al laboratorio, nota que está dividido en dos salas, una en la que recogen las muestras y la otra en la que las examinan, para su suerte está prácticamente vacío, solo se encuentran el chico que las analiza y otro que las toma, este último le parece curioso, se ve realmente joven, puede ser dos o tres años mayor que ella, no es tan alto, su cabello es castaño oscuro, casi negro, un poco desordenado y su tez es color olivo, resalta mucho más debido a que usa un uniforme celeste.

Luego de unos segundos este nota su mirada inquisitiva y se pone de pie algo nervioso — Oh, lo siento, no había notado que estabas ahí, lamento ser tan distraído. — pronuncia de inmediato, parece acongojado, pero a Millie no le molesta en lo más mínimo.

— No pasa nada, en serio. — repone ella y nota como él la examina con sus ojos, se queda colgado observándola de hecho, no dice nada, hasta que la castaña carraspea un tanto expectante, entre más rápido salga de ahí mejor, odia las agujas.

El chico se cubre la cara avergonzado y sacude su cabeza — Sí, claro. — dice y extiende la mano para que Millie le de el papel que el doc le ha encargado, lo lee por unos segundos y asiente — Siéntate aquí. — señala una silla al lado de una mesa con todos los implementos — Ya te tomo la muestra. — ella le obedece y lo observa mientras se lava las manos, se pone los guantes y se sienta a su lado. Toma una liga para apretarle el brazo, una vez que su vena se marca pasa un algodón con alcohol sobre esta y saca la jeringa nueva del envoltorio, la bailarina traga de manera sonora — ¿Lista? — pregunta y ella niega con la cara pálida.

Abril; fillie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora