El primer beso (Newtmas)

540 41 0
                                    

Como casi todos los de mi edad, yo consideraba que un hombre se convertía en mi novio sólo después del primer beso. Newt y yo salimos muchas veces antes de que eso pasara, y yo ya estaba francamente desesperado. Llegábamos a la entrada de mi casa y él se acercaba mucho, hasta que el aire que soltaba era el que yo inhalaba. Sonreía otra vez, me abrazaba otra vez y me dejaba ahí parado, con los labios cosquilleando. Yo sabía que le gustaba, y él aprovechaba cada oportunidad para decírmelo.

Ése no era el problema. Yo ya no quería esperar, necesitaba ese beso, y el mundo de contactos y caricias que abriría para nosotros. Quería poder besarlo cuando me diera la gana y que eso fuera normal, tocarlo y que él me tocara. Pero yo no iba a darle el primer beso, tenía que ser su iniciativa.

Un día estábamos en el concierto de una de sus bandas favoritas, y empezaron a tocar una canción que él me había dedicado unos días atrás. Estábamos tomados de la mano, y Newt le dio la espalda al escenario para mirarme a los ojos fijamente. Me abrazó de la cintura y bailamos la canción como si la estuvieran tocando sólo para nosotros.

Era el momento perfecto. Un poco obvio, pero no importaba. Las cosas trilladas lo son por una buena razón. Quería recargar la cabeza en su pecho, pero sostuve su mirada para que entendiera que estaba listo. Me miró como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en su vida. Se acercó más y apretó su abrazo. Pasé mi lengua por mis labios resecos y contuve la respiración. Entonces Newt cerró los ojos y besó mi frente.

El concierto duró una hora más y no pude disfrutar ni un solo minuto. Estaba furioso, rechazado y humillado, y quería largarme de ahí. A la salida ni siquiera intenté disimular mi molestia. Recorrimos el trayecto hasta mi casa en silencio, y al bajar de su coche azoté la puerta. Corrí hasta la puerta de mi casa e intenté abrirla, pero la mano me temblaba de coraje y no atinaba a meter la llave en la cerradura. Newt bajó y recorrió la distancia que nos separaba.

Yo seguía luchando con la puerta. Tenía que entrar, mis ojos estaban llenos de lágrimas, y no quería que Newt lo viera. Ya me sentía suficientemente mal. Finalmente la llave entró, al tiempo que sus manos se posaban sobre mis hombros.

—Tommy... no te vayas.

No podía contestar. Mi voz se quebraría y él se daría cuenta.

—Ya sé que estás enojado, pero deja que te explique.

¡Ah! ¿Había una explicación? ¿Cuál? ¿Mal aliento? ¿Falta de atracción? ¿Cobardía? ¿Miedo al compromiso? Me quedé inmóvil y no dije nada. Solté la llave para indicarle que hablara.

—Tommy, me encantas —dijo mientras me acariciaba los hombros. Su aliento en la nuca me provocó escalofríos. —Mira, no he tenido muchos novios y...

—¿Y qué? —Estallé, viendo la puerta— ¿No sabes cómo dar un beso o qué?

Newt se rio suavemente y yo me sonrojé. Bajó las manos para abrazar mi cintura y recargó la barbilla en mi cabeza con cuidado.

—No, no es eso. Es que, aunque no he tenido muchos novios, sé que tú vas a ser el último. Últimas citas, último primer beso, último todo. Vamos a estar juntos para siempre, ya lo sé. Por eso quiero que todo esto dure más, ¿entiendes?

No sonaba tan estúpido. Hice un puchero aun que él no podía verme. Lo perdonaba.

—Me encantas —repitió, y comenzó a jugar con mi oreja entre sus labios. Cerré los ojos y traté de disimular mi respiración agitada.— No sabes cuánto sueño con tu boca, con este cuello...

Recorrió la piel de mi cuello con los labios y yo creí que me iba a desmayar ahí, en la puerta de mi casa.

—Está bien —le dije, y abrí la puerta. Tomó una de mis manos y besó cada dedo lentamente. —Entonces ya déjame —dije, y retiré la mano. Sonrió con una expresión de travieso irresistible. Le sonreí de vuelta, negando con la cabeza. Cerré la puerta y subí a mi cuarto. Su explicación era adorable, pero el hecho de que pudiera aguantarse me enfurecía y me excitaba. Yo también podía jugar.

One-Shots Newtmas/DylmasWhere stories live. Discover now