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CAPÍTULO TRES:
SIEMPRE COMO LA PRIMERA VEZ.

«Él siempre sería el primero. Su primer amigo, su primer beso, su primer
interés amoroso, su primera vez, al primero al que recurriría antes que cualquiera. Él que estaría ahí siempre que lo necesitase. Hoseok lo adoraba como a ninguno. Una adoración que a veces cruzaba lo enfermizo. Una adicción que lentamente lo estaba arrastrando a la perdición


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No era un secreto para ellos lo mucho que Hoseok se sintió atraído por Jimin desde el primer momento que lo vio. Su pequeña figura, su tersa piel, sus manitas y su carita de niño inocente. La manera en que sus ojos brillaban cuando lo veía, su risita encantadora y la inocencia que siempre lograba enternecerlo. Recuerda como, cada vez que salía de sus clases particulares, Jimin siempre se las arreglaba para escabullirse del ala oeste de la gran casa para verlo. Hoseok recuerda con añoranza esas tardes que pasaba con Jimin escondidos en los jardines, jugando a contar azucenas y a perseguir aves y mariposas. Eran niños en la plena cumbre de la infancia, sin preocupaciones o problemas.

Pero, a medida que los años pasaban, los entrenamientos y clases de Hoseok se volvieron más estrictos. Jimin ya no se paseaba por los pasillos a dedicarle miradas y sonrisas furtivas, y ya no reían ocultos tras los arbustos de las flores. Los ojitos de Jimin y sus risueñas expresiones sólo formaban parte de los más profundos recuerdos de Hoseok... Recuerdos que hasta el día de hoy están grabados como tinta permanente en su memoria.

Fue cuando Hoseok estuvo bastante entrado en la adolescencia que la presencia de Jimin volvió a aparecer de manera constante en su vida. Pero algo cambió, algo dentro de él. Jimin aún mantenía esa risueña expresión, sí, pero la pubertad había hecho de las suyas en ese pequeño cuerpecito. Su delgada cintura, sus gruesas piernas y su redondo trasero respingón comenzaron a despertar sensaciones en Hoseok. Sentimientos que estaban muy lejos de ser netamente amistosos.

Jimin mantenía su distancia de Hoseok. El mayor estaba próximo a convertirse en un "hombre de mando" y eso lo llevaba a un nivel jerárquico aún más alto. No era nadie a su lado. Sin embargo, Hoseok no se rindió tan fácil, siguió cada uno de los pasos de Jimin, vigilaba desde la distancia cada movimiento que el menor hacía y a medida que el tiempo pasaba, el sentimiento dentro de él crecía aún más. Sabía que estaba mal, que los sentimientos no eran más que debilidad que algún momento acabarían con él. Sin embargo, por más que intentara, no podía reprimirlos, no cuando se trataba de Park Jimin.

Hoseok finalmente se cansó de ver a Jimin desde la distancia. La tentación se volvió más grande que su voluntad; la necesidad de tomar a Jimin entre sus brazos, de besarlo, adorar cada rincón de su piel, haciéndolo delirar de placer, simplemente era demasiado.

Entre salidas secretas, encuentros en los lugares más ocultos de la mansión, toqueteos y besos furtivos, su "relación" se fue afianzando. Jimin adoraba a Hoseok con cada fibra de su ser. Y la obsesión de Hoseok por Jimin aumentaba cada vez más.

Hoseok fue el primero en muchas cosas para Jimin, le enseñó tantas cosas y le dio su propia visión del mundo. El mayor tuvo la dicha de tomarlo por primera vez, entre besos de adoración y una pasión latente en sus venas. Desde ese día descubrió que su imagen favorita en el mundo era Jimin gimiendo ansioso, con su rostro colorado, los labios brillosos y el lienzo terso que es su piel cubierto de esa tenue paleta de colores violáceos. Lo adoraba y era consciente de que cruzaba a veces lo enfermizo. Pero no podía negarlo.

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⏰ Last updated: Mar 07, 2018 ⏰

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